Buenos días. Hacía tiempo que quería hablar de Repsol y de su equipo gestor. De hecho, el gráfico mensual que les acompaño lo preparé hace algunas semanas. Pero nos vale igual porque hablaremos del medio y largo plazo.
Antoni Brufau es un crack. Lleva muchos años al frente de Repsol, ha gestionado situaciones de lo más variopintas -- como el trajín con gente de la calaña de los Kischner en Argentina --, la crisis de las divisas, la del 2008, etc, etc, etc. Y ahora lo está haciendo desde mi punto de vista de manera magistral con la crisis del petróleo. Quiero destacar especialmente, además, que pasa olímpicamente de los nacionalistas catalanes descerebrados, siendo en sí mismo un factor de sentido común en todo lo que hace.
Como consecuencia de su gestión al frente de Repsol a lo largo de los años y en las situaciones más diversas tenemos el gráfico que les acompaño. Dado que el gestor es conocedor experto del sector, que lleva en el mismo decenas de años, y que previamente trabajó muchos años en una de las grandes auditoras mundiales, el hecho de que hayan acaecido situaciones difíciles, graves y de diversa índole a lo largo de su mandato no ha sido sino una oportunidad para verificar una y otra vez su pericia como gestor. Como consecuencia de ello, vemos que el peor de los escenarios que podamos en cualquier momento imaginar no es capaz sino de llevar la cotización a su zona de seguridad: esa en la que el precio de la cotización ha recogido todo el riesgo que era susceptible de generarse y esa desde donde la capacidad, la experiencia y el talento del Sr. Brufau a la hora de tomar medidas para equilibrar y asegurar el balance hacen que el precio comience de nuevo a descontar la confianza que Antonio Brufau tiene ganada en el mercado desde hace décadas.
A veces un ejemplo contrario nos ayuda a verlo mejor. Al de Repsol no le va a pasar como le pasó a la Koplowicht en FCC cuando estalló la burbuja. Primero, porque nunca se endeuda de manera descontrolada; y segundo, y mucho más importante, porque tiene talento y valor para tomar las medidas que haya que tomar a fin de reequilibrar el balance. Y no solo eso, sino que lo hace al instante y de manera clara. Y eso lo ven, lo reciben y lo perciben al instante sus interlocutores -- los grandes inversores y participantes del mercado -- de la misma manera que todos captamos al instante lo que significaba para Valentino Rossi la patada que éste propinóa Marc Márquez en plena carrera.
Otro ejemplo de su actuación lo tenemos en esta última: la que está teniendo lugar desde que hace unos meses se desplomara el precio del petróleo. A él y a su sucesor, Josu Jon Imaz, ( por cierto, Brufau ya tiene "arreglado" el asunto de la sucesión desde hace tiempo y de manera clara y visible para el mercado) les ha faltado tiempo para tomar el toro por los cuernos, presentando al momento un nuevo plan de negocio plurianual adaptado a los nuevos factores y circunstancias, y comenzando a vender participadas y negocios no estratégicos con el fin de reconducir los niveles de deuda a su zona de confort. Todo claro, todo tranquilo, todo evidente y al alcance de un niño. Talento, previsibilidad y seguridad. Confianza.
Recuerden que la reducción de deuda en la situación actual de la petrolera no es sino fortalecimiento del organismo y, en este caso, preservación de los altos niveles de remuneración al accionista que caracterizan al universo Brufau desde sus inicios. Y que los tipos de interés están en el actual escenario, y van a continuar estándolo durante no poco tiempo, prácticamente al cero coma. Y no olviden que tras la compra de la canadiense Talisman el grupo es ahora mucho más grande y está más diversificado, con el significado que esto tiene y va a tener durante el desarrollo del próximo ciclo económico, se produzca este cuando se produzca.
A lo dicho. Mi opinión es que, como consecuencia de esta última crisis, el mercado va a poder disfrutar otra vez de la capacidad y el talento del Sr. Brufau para volver a hacer lo que le hemos visto hacer toda la vida. Porque está en su adn y porque no sabe hacerlo de otra manera. Las circunstancias y el Sr. Brufau han vuelto a colocar a Repsol en su zona de despegue.