[La guerra asimétrica es un conflicto violento donde existe una gran desproporción entre las fuerzas tanto militares como políticas de los bandos implicados obligando a éstos a utilizar medios fuera de la tradición militar. El bando que reúne una potencia abrumadoramente superior en fuerza, tecnología e influencia política usa medios como el terrorismo de estado, la contrainsurgencia o la guerra sucia mientras que el bando con una potencia abrumadoramente inferior utiliza la guerra de guerrillas, la resistencia o el terrorismo. En este tipo de guerra no hay frente ni acciones militares convencionales sino una combinación de acciones políticas y militares que implican a la población civil en el área donde se desarrolla el conflicto.]
La GFA o guerra financiera asimétrica es el conflicto entre el ciudadano que busca incrementar su independencia financiera como instrumento material de su libertad individual y una serie de poderosos enemigos que se oponen y obstaculizan este propósito emancipador.
Ha llegado el momento de que deje de pensar y actuar como si financieramente esto fuese un duelo entre caballeretes decimonónicos en el cual lo importante es el honor y la caballerosidad. Esto no va de dos gentiles espadachines que se enfrentan en condiciones de igualdad sino de un pardillo que blande un mondadientes y unos matones que usan lanzallamas con napalm. Adivine quien es usted.
Deje que le guiemos a través de los pormenores de la GFA y quítese de la cabeza una serie de ideas falaces que operan en su contra y le impiden progresar. Asuma el papel que le corresponde en este conflicto y aprenda a librar el único tipo de guerra que le conviene, esto es, aquélla en la cual existen elevadas probabilidades de victoria. Deshágase de la ideología y los prejuicios, olvídese del “deber ser” y de lo políticamente correcto. Céntrese en la cruda y dura realidad.
Tenga el buen criterio de no repetir los mismos tres errores garrafales que nuestros políticos y militares han cometido en los últimos 20 años en la guerra contra el terror:
1.La guerra implica batallas y se gana matando al enemigo. FALSO. En la guerra asimétrica la mayor parte de los “ejércitos” guerrilleros, insurgentes o irregulares evitan la batalla y se centran en matar civiles. Su objetivo no es una “victoria militar” al uso dado que ésta es materialmente imposible de obtener dada la enorme desigualdad tecnológica y material.
Tenga claro desde el primer momento que usted no puede ganar, en el sentido clásico y habitual del término. La desproporción titánica de poder y medios es tan abrumadora que su victoria consiste en sobrevivir al enemigo, que es indestructible y cuya descripción y entidad veremos en el siguiente post sobre la GFA.
2.La alta tecnología determina el resultado de la guerra. FALSO. El armamento sofisticado no sirve, por sí solo, de nada. La superioridad militar es menos importante que la propaganda, el estado de ánimo y el uso eficiente de la información. A su vez ni lo caro ni lo complejo resulta mejor o más útil que lo barato y simple.
Como ahorrador/inversor no necesita ni un conocimiento especialmente elevado en economía y finanzas ni ningún complejo sistema o procedimiento de inversión tanto técnico como fundamental apoyado en sofisticados medios tecnológicos. Su “armamento” es de uso sencillo, que no fácil, y se apoya mucho más en el desarrollo de un temperamento y actitud adaptados a este conflicto que en la posesión de un conocimiento o información superior a la media.
3.Todo el mundo ansía paz, democracia y derechos humanos y quiere lo mismo que queremos y apreciamos en occidente dado que nuestros valores y forma de vida son superiores y por tanto todos deberían desear lo mismo que nosotros. FALSO. La gran mayoría de los seres humanos somos, en principio, esencialmente más tribales que racionales y nuestras motivaciones se hallan bien lejos de cualquier altisonante proclama y mucho más cerca de los prosaicos términos de sexo, dinero y reconocimiento.
Que el inversor crea que las instituciones y el marco institucional diseñado por el legislador así como el comportamiento de los grandes actores del mercado, tanto operativos como mediáticos, corren parejos a sus intereses ni es cierto ni tiene por qué serlo. Lo que pretenda conseguir operando en el mercado y los criterios y valores con los cuales opere no tienen por qué ser compartidos por los demás. Usted se encuentra en el mercado para realizar transacciones voluntarias y contractuales de las cuales obtenga un beneficio económico para sí mismo, las personas que son importantes en su vida y las causas que estime oportuno defender y apoyar. Déjese de romanticismos financieros o prepárese para entrar en una especie de friendzone bursátil de la que lo único que podrá obtener serán decepciones.
Acepte su naturaleza
Sabemos que resulta desagradable plantearlo de esta manera tan cruda pero la realidad debe imponerse a los deseos y tal realidad es la siguiente:
Usted no es el general Patton al mando de la división acorazada ni el héroe de cualquier bodrio bélico hollywoodiense cargado de gadchets high-tech. Usted es el insurgente, el guerrillero, el terrorista, el talibán. Sí, el tío de las alpargatas en los pies y el turbante en la cabeza. O si lo prefiere, el cura Merino, el Empecinado, el Vietcong. Pero en ningún caso el Tio Sam o la OTAN. Lo sentimos mucho, pero su rol en la GFA es el de corta-cabezas y rebana-pescuezos.
La parte buena del asunto es que, a diferencia de los verdaderos talibanes e integristas islámicos, usted no está majara ni es un fanático. Además, su causa es justa y sus enemigos merecen realmente ser degollados de manera horrenda puesto que son malvados hasta la médula y pretenden hacerle daño a usted y los suyos. Financieramente hablando, por supuesto.
Aprenda a pelear en la GFA de la misma manera en que ese puñado de tarados luchan contra Estados Unidos y sus aliados. Fíjese que nunca hasta ahora nuestro poder militar y tecnológico ha sido tan enorme y, sin embargo, estos trogloditas sacados de una pesadilla medieval se las han apañado con cuatro duros y grandes dosis de determinación e imaginación para ponernos a todos en jaque y hacer que más de uno sude masilla.
La estrategia adecuada
Que los fanáticos islamistas estén chiflados y tanto su ideología y creencias resulten absurdas y estercoleras no implica ni mucho menos que sean estúpidos. La estupidez, por desgracia, no va unida necesariamente al fanatismo y la intolerancia, si bien rima con ambas. El cretinismo, en cambio, sí. Que los barbudos tarados sean unos garrulos medievalescos no implica que sean tontos. De hecho han demostrado ser bastante astutos y espabilados y en los ratos en los que no están recitando por enésima vez El Corán, elucubrando acerca de cómo matar y morir por Alá, mantener a buen recaudo a sus mujeres y hacerse el sueco y luego odiar a muerte a cualquiera que les plantee la remota posibilidad de que hay maneras alternativas de vivir, han ido desarrollando una estrategia ganadora a largo plazo contra la cual nuestras inocentes fuerzas políticas y militares se han empantanado.
La estrategia implica cálculo y planificación mientras que la táctica es astucia y reacción. Financieramente hablando podemos y debemos aprender tanto de la estrategia desarrollada por esta banda de cavernícolas machistas y homófobos como de las tácticas empleadas para implementarla.
Principios estratégicos básicos de los hijos descarriados de Alá y su traducción a la GFA
1.La victoria estrictamente militar no es posible dada la gran disparidad de medios y tecnología. La victoria es, por tanto, política. Se alcanza mediante el agotamiento psicológico del rival y la destrucción de su voluntad de luchar. En la GFA la disciplina, la determinación y la constancia son los pilares de una estrategia exitosa.
2.La victoria no es un objetivo alcanzable en el corto plazo sino que es una “long position”, un “buy and hold” basado en la perseverancia y regido por una disciplina atroz. La falta de recursos materiales se suple con una determinación fanática en la lucha. El inversor adscrito a la GFA puede operar con diferentes perspectivas temporales pero sus objetivos sólo pueden alcanzarse a largo plazo. La GFA es una guerra de baja intensidad pero de alta tensión y desgaste. Sólo las psicologías más fuertes prevalecerán.
3.La victoria no requiere una gran inversión de capital material sino humano. Mientras que la guerra es extenuantemente cara en vidas y dinero para occidente ésta resulta barata y no requiere significativas inversiones de capital para los terroristas. Su principal partida de gastos es el marketing y la publicidad. Para las fuerzas aliadas los gastos, sin embargo, son horrorosos en amortizaciones, I+D+i y gastos financieros. En cambio, los pirados de Mahoma poseen un recurso abundante y fácilmente reemplazable: la carne de cañón. Nosotros, por contra, no podemos permitirnos el lujo de pérdidas humanas relevantes, algo que ellos sí están más que dispuestos a asumir. La mentalidad del sacrificio, que existe en occidente, no es rival para la mentalidad del martirio moruno. En la GFA los medios materiales son escasos pero es posible maximizar su rentabilidad mediante una asignación eficiente de los mismos. El pequeño inversor dispone, además, de un recurso abundante y potencialmente ilimitado: él mismo y su comportamiento disciplinado.
Conclusión estratégica
Los de la toalla en la cabeza no han determinado sus objetivos, estrategia y tácticas en función de sus propias capacidades operativas sino en función de las capacidades operativas de sus infieles enemigos. Los objetivos, la estrategia y la táctica del inversor en la GFA no parten, a su vez, ni de su capacidad financiera inicial ni de los medios escasos de que dispone para actuar sino de la entidad de sus poderosos adversarios. En la GFA los objetivos de inversión vienen determinados por la entidad del rival y, por consiguiente, la estrategia y la táctica a utilizar debe adaptarse a esta realidad y no al revés.
Conociendo a sus atroces enemigos, querido lector, usted sabrá qué es lo que realmente necesita y cómo, con sus reducidos medios, puede desarrollar una estrategia ganadora a largo plazo implementada con las tácticas adecuadas. Pronto conoceremos la naturaleza diabólica de sus terribles rivales, en la práctica indestructibles pero no invulnerables.
Conociendo a su enemigo podrá empezar a seleccionar su armamento. En ese sentido, la Cartera Value no deja de atender a uno de los elementos más importantes de la Guerra Financiera Asimétrica: la información.
Nos vemos en la línea del frente.