Es perfectamente viable invertir únicamente en un sólo índice bursátil a través del astuto procedimiento del promedio del coste monetario tanto en su versión lineal como progresiva y dar fiel cumplimiento al sacrosanto principio de conservación del capital y al posterior de obtención de una rentabilidad adecuada. Eso sí, siempre que tal índice sea lo suficientemente grande, amplio, representativo y tienda a la eficiencia. El uso del promedio del coste monetario en el procedimiento inversor indexado minimiza además los desastres de los ciclos bajistas, prolongados o no, así como el molesto aleteo de los cisnes negros. Todo lo anterior es verdad. Pero lo es sobre todo a largo o ultralargo plazo, cuando el fenómeno de reversión a la media tiende a equilibrar y estandarizar la rentabilidad de los mercados.
El IBEX35 es un índice lo suficientemente representativo y amplio como para ser utilizado por el inversor pasivo o indolente que pretenda crear un patrimonio a lo largo del tiempo sin trabajar ni preocuparse demasiado. Al teorizar la indexación usamos el ejemplo del índice de referencia nacional porque era perfecto para demostrar las bondades del promedio del coste monetario en cuanto a fiel seguro anti-desastre. A través de la mediocre performance de la bolsa nacional demostramos cómo era relativamente sencillo, que no fácil, obtener resultados positivos siempre. Siempre que el inversor se comportara de manera adecuada.
Ahora bien, si la indexación a un sólo índice, incluso a uno mediocre o aparentemente mediocre como el IBEX35, ya bastaba para conseguir buenos resultados lo cierto es que recomendábamos tener una diversificación mínima en índices. Eso no significa que si usted invierte solamente en el IBEX35 no vaya a estar diversificado. Independientemente del excesivo peso que el sector financiero tiene en la bolsa patria usted estará diversificado si por eso entendemos que se convertirá en propietario de un grupo de empresas que operan en sectores diferentes de actividad en distintos ámbitos geográficos. Lo que queremos señalar al indicar la conveniencia de dos o más índices es que la diversificación en el proceso inversor que se obtiene así eleva aún más las altas probabilidades de obtener los resultados positivos que la indexación le ofrece y convierte en anecdóticos los ciclos bajistas y los cisnes negros.
La indexación combinada con el promedio del coste monetario funciona con un solo índice y funciona bien. Con dos o tres (no hacen falta más) funciona incluso mejor. Vamos a verlo de la mano del S&P500, el índice bursátil de referencia mundial, el más importante de todos y el que marca la tendencia de los mercados.
IBEX35 vs S&P500 a 20 años vista
Preste atención a la diferente performance de la bolsa española y americana durante los últimos dos decenios:
Lo primero que llama la atención de manera contraintuitiva es la ligeramente mejor performance del IBEX35 respecto al S&P500. Decimos contraintuitiva porque desde el 2010 hasta ahora el S&P500 ha apalizado sin piedad al IBEX35. La masa inversora es animal de flaca memoria y gran pereza en estudiar las lecciones del pasado si bien se muestra eufórica y bien dispuesta a repetir sin piedad los errores de siempre, como por ejemplo en las OPVs. Sin embargo, al final ambos índices se mueven a largo plazo en el margen de rentabilidad que se puede esperar de la indexación, esto es, de la rentabilidad media que ofrece el mercado a largo plazo: entre un 6%-10%. Las diferencias entre ambos índices con reinversión de dividendos son pequeñas, si bien ligeramente superiores para el IBEX35 en un 0.4% compuesto anual que, tras 20 años de capitalización, se nota en la rentabilidad final acumulada.
Ahora bien, la principal diferencia entre el S&P500 y el IBEX35 viene dada por la rentabilidad de los mismos sin dividendos. Sea por el carácter empresarial americano, el diferente sistema de incentivos, la cultura emprendedora, el marco institucional de incentivos y el régimen fiscal o bien cualquier combinación de motivos varios lo cierto es que la bolsa americana se configura más como un índice de capitalización que como uno de reparto, como es el caso del IBEX35. Al margen de qué es mejor o qué es peor las consecuencias prácticas de esta situación de hecho se reflejan en la diferente rentabilidad sin dividendos que se obtiene en un lado y en el otro. En Estados Unidos media una diferencia del 2% compuesto anual y en España del 4% compuesto. En nuestras empresas también prima el reparto sobre la capitalización y eso modifica sustancialmente los márgenes de rentabilidad de un índice y otro. Puede que esto sea además un reflejo de la diferente manera de hacer las cosas a un lado y otro del océano y del distinto valor que en ambas orillas se le otorga a las ventajas de la capitalización y el interés compuesto como base de la inversión y ahorro. Dejamos este interesante debate al albur del lector.
Lo que sí es importante es lo siguiente: enTODOS los casos es importante que elija un instrumento de inversión que capitalice y reinvierta los dividendos, sobre todo si su perspectiva de inversión está ligada a proyectos que tengan sentido a largo plazo. Esto es aún MÁS IMPORTANTE en el supuesto de que el índice que usted elija como eje de su indexación tenga una naturaleza más de reparto (IBEX35) que de capitalización (S&P500). Si opta por instrumentos que obvien la reinversión de dividendos y los repartan tenga en cuenta que su performance puede llegar a ser muy diferente en un mercado que en otro. Si opera con ETFs a largo plazo sin que repartan dividendos es posible que encuentre más estabilidad y constancia en un índice de capitalización que en otro de reparto. Si usa fondos de inversión asegúrese de que éstos reinvierten los dividendos en el fondo porque la distinta naturaleza de un índice con respecto a otro puede jugarle una mala pasada.
Al margen de los prejuicios y las opiniones varias al final resulta que a largo plazo ni el S&P500 es la panacea ni el IBEX35 un estercolero. El fenómeno de reversión a la media de la rentabilidad general del mercado bursátil muestra realmente su poder cuando el plazo de inversión es lo suficientemente largo como para eliminar el riesgo de perder dinero en bolsa, algo que tras 20 años es realmente muy, pero que muy difícil que suceda. Es ya difícil a 15 años, pero hay ya más casos. A más de 20 la verdad es que la inversión bursátil parece más un entretenimiento de abueletes conservadores que de hiperactivos jóvenes cafeinómanos de Wall Street si de seguridad del capital aportado y obtención de una rentabilidad remarcable pero moderada estamos hablando.
Resultados de la indexación lineal en el S&P500
Vamos a ver cómo habría sido el procedimiento de indexación lineal en el S&P500 en comparación con el IBEX35, ya visto, para que el lector pueda calibrar los resultados de uno y otro así como sus respectivas diferencias. En primer lugar recordemos al IBEX35:
Nuestro inversor indolente ahorra 1.200€ anuales (100€ al mes) que aumenta un 3% compuesto cada ejercicio para combatir los perniciosos efectos de la inflación. Al final de 2014 ha invertido 32.244€ y acumula entre 41.252€ mínimo y 67.732€ máximo. Si hubiese invertido los 32.244€ a principios de 1995 sin realizar ninguna aportación más durante los 19 años restantes tendría acumulados entre 107.338€ y 226.471€, unos resultados mucho mejores. Lo que ocurre es que nuestro inversor no dispone de esos 32.244€ en 1995. Recuerde que la indexación a través del promedio del coste monetario se acomoda muy bien a un programa de ahorro periódico a largo plazo. No es menos cierto además que la indexación promediada minimiza increíblemente las probabilidades de sufrir los espantosos efectos de una gran crack bursátil o la persistencia de un ciclo bajista largo. No obstante, también es verdad que a tan largo plazo, 20 años, ese riesgo se diluye bastante.
En el S&P500 las cosas habrían ido de la siguiente manera:
Vamos a obviar el tema dólar/euro porque no tiene cabida en esta exposición cuyos fines son didácticos así que a todo le vamos a llamar euro por no usar simplemente el término “unidad monetaria.” En el caso del S&P500 al cabo de los 20 años y tras una inversión de 32.244€ habría un mínimo de 61.092€ y un máximo de 76.089€, cifras mejores que las ofrecidas por el IBEX35 debido, sobre todo, a la muy diferente performance de ambos índices en el último quinquenio. Además, el S&P500 muestra una estabilidad y constancia superior al índice español porque sus resultados sin y con dividendos son más ajustados que los del IBEX35. En cambio, invertidos los 32.244€ en 1995 a finales del 2014 el inversor tendría entre 144.525€ mínimo y 211.061€ máximo. La primera cifra es mejor que la del IBEX35 y la segunda sólo ligeramente inferior.
De la misma manera que en la Cartera Value recalcamos que preferimos las políticas de capitalización de las empresas a las de reparto (a no ser que la dirección de la entidad no tenga pensado hacer nada relevante con el exceso de caja) si nos vamos a los índices también nos parece mejor tal capitalización porque arroja resultados más ajustados en los márgenes de rentabilidad sin y con dividendos y porque además favorece el crecimiento de las compañías.
No obstante, en esencia, la inversión a largo plazo en un índice realizada de manera promediada en el tiempo, dadas las altas probabilidades de reversión a la media, ofrece resultados positivos en ambos tipos de índices si bien es cierto que períodos de tiempo recientes con diferencias de rentabilidad significativas, como el último quinquenio, modifican la rentabilidad final acumulada sin que ello vulnere en ninguno de ambos supuestos el principio de seguridad del capital invertido aunque tampoco deja de ser verdad que para las cantidades aportadas hace 20 años la diferencia de rentabilidad entre índices tenderán a ser poco significativas dado el tiempo transcurrido y el efecto de la reversión a la media.
Resultados de la indexación progresiva en el S&P500
La indexación progresiva, al igual que la lineal, sigue siendo “sota, caballo y rey” si bien el inversor indolente pasa de ser muy vago a simplemente vago. No obstante, este procedimiento arroja resultados muy interesantes en cuanto a performance de un índice u otro porque no existen la misma cantidad de ejercicios negativos de un lado que de otro por lo cual el esfuerzo que el índice nacional requiere es superior al exigido por el americano. Recordemos:
Entre 1995-2014 contabilizamos 7 ejercicios negativos que provocan un mayor nivel de ahorro e inversión que el promedio del coste monetario lineal. Así, tras 20 años se invierten 55.026€ y se obtiene un resultado de entre 70.757€-110.136€. La progresividad no ha aumentado la rentabilidad con dividendos de la indexación lineal. Ahora bien, lo que sí ha hecho es aumentar el nivel de ahorro e inversión del aportante forzándolo a un mayor esfuerzo que redunda positivamente en un mayor capital acumulado. Esto último constituye una gran ventaja psicológica que incide en una mayor disponibilidad final de medios que es muchas veces subestimada. La indexación progresiva tiene muchas virtudes, sobre todo en períodos de tiempo más reducidos y con importantes baches bajistas, pero en el muy largo plazo no hay que subestimar su capacidad para funcionar como acicate del ahorro e inversión así como una herramienta de gran utilidad en el desarrollo de la disciplina del inversor.
La diferencia fundamental con el S&P500 radica en el menor número de ejercicios en el que éste ha ofrecido oportunidades de progresividad:
Frente a los 7 años malos del IBEX35 el S&P500 ofrece 5 ejercicios negativos y, por tanto, menos oportunidades de acumulación de capital a niveles de cotización reducidos, que son los más propicios para obtener ventaja de la indexación progresiva. El año 2011 se considera negativo a pesar de que la rentabilidad del S&P500 sin dividendos fue nula y con dividendos del 2.11% porque estimamos que debe exigirse una rentabilidad mínima del 3% o mayor a un índice para considerar que su retorno es positivo dado que la inflación en los países de la OCDE se mueve entre el 2%-3% cada año por norma general. Eso independientemente de que en el 2011 la tasa de inflación fuera menor que la de el margen anterior porque lo que importa no es la inflación de un único ejercicio descontextualizado sino la media razonable de lo que nos podemos encontrar en un determinado entorno geo-económico.
Así, el inversor habría invertido 44.988€ y tendría acumulados entre 86.674€ y 107.696€. Aunque la cantidad máxima es menor que la obtenida con el IBEX35 la diferencia es muy pequeña dado que la bolsa americana ha tenido un reparto de la rentabilidad anual más eficiente que la española. Si a su vez comparamos los resultados del S&P500 mediante la indexación lineal con los obtenidos por éste mediante la indexación progresiva vemos que la mejora que este último sistema aporta no es muy superior, radicando la principal ventaja a largo plazo del mismo en la mayor acumulación de capital que la disciplina del sistema fuerza a emprender al inversor.
Conclusiones
Ni es a priori mejor ni peor usar un índice u otro a largo plazo o muy largo plazo tanto de manera lineal como progresiva. Los resultados del S&P500 a 20 años vista son mejores que los del IBEX35 salvo en el supuesto de inversión inicial de todo el capital en 1995, incluyendo la reinversión del dividendo, donde el IBEX35 lo hace ligeramente mejor. Pero no sustancialmente. Esto nos sirve de recordatorio del poder del fenómeno de reversión a la media de la rentabilidad del mercado bursátil a largo plazo. Lo que puede esperar de un índice es ese margen bruto del 6%-10% compuesto anual. La inversión pasiva ofrece ventajas insuperables en muchos terrenos e independientemente del índice que se use mientras éste resulte lo suficientemente grande, amplio, diversificado y tienda a la eficiencia a largo plazo. Mejorar esa rentabilidad, por cierto sobresaliente, exige un nivel de esfuerzo y tiempo increíblemente mayor, como no nos cansamos de repetir a los suscriptores de la Cartera Value, incluidos los institucionales, pues el inversor activo y dinámico es ante todo un inversor trabajador y esforzado que dedica tiempo y energías a la mejora de su proceso inversor, bien por sí mismo bien apoyado en herramientas de valor como la Cartera Value.
Los períodos de 15, 10 y 5 años arrojan resultados muy interesantes en cuanto a la performance del IBEX35 en relación al S&P500 porque tanto el promedio del coste monetario lineal como el progresivo se mueven en entornos menos seguros en cuanto a resultados. Hay un nivel mayor de riesgo en la bolsa a quince años vista si bien es la excepción aunque precisamente los últimos 15 ejercicios sí constituyen una importante excepción. A 10 años también hay más lugar a los imprevistos aunque la bolsa continúe siendo un lugar muy seguro donde comprometer parte importante del patrimonio. A cinco años caben ya muchas más sorpresas y entonces la utilidad de ambos tipos de promedio del coste monetario se revelan de gran utilidad al inversor como herramientas óptimas para minimizar los efectos de las sorpresas desagradables y mejorar los de las agradables.
Tanto para el IBE35 como para el S&P500 la contemplación de esos 15, 10 y 5 años resulta muy interesante y no acaba sino por reforzar el principio de diversificación mínima en cuanto a índices porque las ventajas de uno son desventajas en el otro y viceversa según diversos criterios a valorar.
Les invitamos a comprobarlo con nosotros en el siguiente post. Le esperamos.