Cantillon sobre la
razón de ser de los empresarios: Ellos compran a un precio conocido para vender
a un precio desconocido.
Una frase simple y sencilla que recoge el papel del
empresario (o de un especulador, a veces me cuesta diferenciarlos) en la mente
de Cantillon: el empresario se enfrenta a incertidumbre inerradicable. Muchos
economistas tanto actuales como pasados ignoran el papel del empresario en la
economía, y así dejan constancia en sus obras y escritos (mundo walrasiano). Pero en el siglo XVIII,
Richard Cantillon ya había descubierto las claves de la función empresarial y
gran parte de ello se debe a su trayectoria vital y a su experiencia desde
joven en el mundo de las finanzas en el siglo XVIII. Y es que Richard Cantillon
fue un gran economista, pero sobre todo fue un gran especulador o empresario.
Procedencia e inicio
Richard Cantillon nació en Irlanda, concretamente en County
Kerry. La fecha exacta no es conocida pero se intuye que fue entre 1680 y 1690.
Nuestro personaje provenía de una familia de nobles de la zona, con una buena
reputación y posición social. Sin embargo, con la entrada en escena de la
Revolución Inglesa y el dominio de Cromwell el bienestar económico y social de
los católicos irlandeses empezó a verse amenazado. Los nobles irlandeses y sus
familias (denominados wild geese)
acabaron siendo desposeídos de sus propiedades y obligados a abandonar Irlanda.
Por suerte para la familia de Richard Cantillon, su tío Sir Daniel Arthur se
dedicaba a la banca y pudo transferir al continente gran parte de recursos de
la familia y guardarlo en un lugar más seguro para ellos, concretamente en
Francia.
Sus primeras pinceladas
como especulador
Una vez en Francia, y gracias a los contactos en la banca de
su tío Sir Daniel, el joven Cantillon pudo conseguir su primer trabajo como
asistente o auxiliar de cuentas de James Brydges, el tesorero encargado de las
fuerzas inglesas en la Península Ibérica. Por aquel entonces, los ingleses
participaban activamente en la Guerra de Sucesión española (1702-13). El
empleador de Cantillon acabó teniendo mucho éxito en su misión de proveer de
bienes materiales y lograr contratos para las tropas inglesas en España. De
hecho, James Brydges fue ennoblecido como Lord Caernarvon y posteriormente se
le otorgó el título de Duque de Chandos. James Brydges fue considerado uno de
los mayores empresarios y beneficiarios de la Guerra de Sucesión y del siglo
XVIII. Gracias a las cartas que el ya ennoblezido Lord Caernarvon dirigía a su
empleado sabemos que el joven Cantillon fue un brillante especulador de
divisas. La tarea de conseguir contratos de suministro para la península exigía
en muchos casos el cambio de moneda y Cantillon hizo ganar a su empleador o
jefe una gran fortuna en los intercambios de bienes y divisas entre España y
Londres. De hecho, una vez que Lord Caernarvon vuelve a Inglaterra le ofrece a
Cantillon un cómodo puesto de trabajo. Sin embargo Cantillon no aceptó y volvío
a Francia una vez acabada la Guerra de Sucesión española.
Vuelta a París y el
logro de una fortuna
En su vuelta a París empieza a trabajar con sus vínculos de
la banca, en concreto en el banco de un primo suyo. El final de la Guerra de
Sucesión (1713) coincide prácticamente con el ascenso de John Law (ver Law y el Sistema del Mississippi) como director
de la política financiera de la corona francesa (1716). Richard Cantillon
conoció a John Law y llegaron a tener una relación de amistad, incluso llegaron
a trabajar juntos a través del inglés Joseph Edward Gage, en la misión de
organizar una expedición de colonos a Luisiana (expedición que será dirigida
por el hermano de Cantillon: Bernard). Fruto de esta relación, Cantillon fue
uno de los primeros accionistas de la Compañía del Mississippi, concretamente
con la emisión del primer tramo de acciones a un coste 150 livres cada una. Cuando en 1719 las acciones rondaban el precio de
2000 livres Cantillon empezó a dudar
sobre si Law era capaz de mantener la cotización subiendo. Es entonces prevé
que habrá un crash en la cotización de la Compañía del Mississippi, vende sus
acciones y se va a Italia. Sin embargo, falla en su primer pronóstico y la
cotización alcanza las 10000 livres
incluso por momentos las 18000. En la primavera de 1720 vuelve a París más
convencido aún de que el sistema que Law había creado era insostenible. En
concreto le parecía imposible y además con mucha razón que Law fuese capaz de
expandir la oferta monetaria, reducir los tipos de interés y revaluar la moneda
con respecto al oro y la plata (todo ello al mismo tiempo). Convencido de ello,
toma posiciones agresivas contra la moneda francesa. En el momento en el que
Law se entera de ello ordena la orden y captura de Cantillon que consigue
escapar a Italia, donde aumenta su posición bajista sobre la moneda francesa
(se supone que apostó por conservar oro y plata y deshacerse de todas las livres). La dura realidad acabó
imponiéndose y dándole la razón a Richard Cantillon, que amasó una gran
fortuna.
Nuestro especulador no se cansó de ganar dinero y consiguió
repetir otra magistral operación en otra conocida burbuja: la del South Sea
Company o la Compañía de los Mares del Sur. Al parecer por los mismos años se
produjo un evento de euforia bursátil en la Compañía de los Mares del Sur
(inglesa) sobre las que se habían depositado grandes expectativas. En este caso
Cantillon pudo obtener una importante revalorización en las opciones de compra
que se emitieron sobre la compañía en los primeros años. La compañía se funda
en 1711 y su burbuja estalla en 1720, prácticamente de manera paralela a la de
la Compañía del Mississippi. La compañía obtuvo en 1711 el monopolio del
comercio en América de la corona británica (clandestino ya que la corona
española no lo permitía). La corona británica también tenía problemas
financieros, por esa razón la Compañía de los Mares del Sur titulizó deuda pública
(es posible Law podía haberlo copiado). Cuando termina la Guerra de Sucesión
la corona española se afianza en sus colonias lastrando muchas de las posibilidades
inglesas de beneficio en América). Aún así, se realizó una campaña de
propaganda estableciendo altas expectativas de beneficio sobre la compañía, pero la
realidad se puso de manifiesto (importantes obligaciones de deuda y pobres
resultados) casi de forma paralela a la caída del Sistema del Mississippi. El
valor de las acciones se multiplicó aproximadamente por 10 en 9 años:
Problemas legales y un
último enigma
Richard Cantillon había amasado una gran fortuna, pero una
serie de problemas legales se le aparecieron. Algunos de sus exclientes en su
banco de París se habían arruinado y en el proceso de ajusticiamiento para
eximirse de sus pagos y de sus responsabilidades y obligaciones le echaron la
culpa a Cantillon por lo ocurrido en 1720. Las demandas prosperaron y Cantillon
se enfrentaba a la justicia francesa. La versión oficial cuenta que Cantillon
fue asesinado por su cocinero francés y que el asesino quemó la casa,
destruyendo las pruebas y haciendo desaparcer el cuerpo de Cantillon. Un vecino
suyo (el político Bolingbroke) no encontró restos humanos al echarle un vistazo
a la casa ya hecha cenizas. Sin embargo, existe un enigma sin resolver. Seis
meses después del suceso, un tal caballero de Mosela (Louvigny) llegó a la
colonia holandesa de Surinam en Sudamérica (conocida como la Guayana
holandesa). Cuando las autoridades holandesas lo descubren y envían sus tropas
a la jungla donde estaba establecido, el caballero desapareció. Los holandeses
descubrieron documentos relacionados con Cantillon escondidos sobre tierra
recién cavada. ¿Fue el cocinero francés quién llevó los incriminatorios
documentos hasta Surinam? ¿O era el propio Cantillon el que había fingido su
propia muerte y aún seguía vivo? (Antoin Murphy, The Genesis of
Macroeconomics)
Essai sur la
nature du commerce en général
Su principal obra, Essai sur la nature du commerce en
général fue publicada en 1755 en París. En la edición se deja constancia de
que iba a ser publicado primero en Holborn, Londres. Sin embargo, su editor murió
años antes de la finalización de la publicación, y la casa de publicaciones de
Guillyn francesa tomó prestada la edición. La obra es un exhaustivo tratado sobre
numerosos temas económicos: el papel del empresario, la función de los precios,
los canales de transmisión de la política monetaria, la relación comercial
entre las ciudades y el campo, un apéndice estadístico (este último no se ha
podido recuperar), etc. Su influencia fue notable en los “economistes”
franceses de la Ilustración (Quesnay, Turgot), más poteriormente en los economistas
dedicados al estudio de la función empresarial (Schumpeter) y por último
algunos economistas sobre teoría monetaria (F. A Hayek). Está por dilucidar si
David Hume y Adam Smith tomaron prestadas muchas de las ideas del ensayo sin
reconocimiento. Antoin Murphy piensa que David Hume no tuvo acceso al ensayo ya
que Political Discourses fue publicado en 1752 (el posible concepto
tomado fue el ajuste de desequilibrios mediante la balanza de pagos), tres años
antes de la publicación del ensayo de Cantillon. Sin embargo, es más probable
que Adam Smith tomase algunas de sus ideas para su The Wealth Of Nations
sobre todo en lo relativo al concepto de “mano invisible” (la teoría de
asignación de recursos de Cantillon) y el cómo los mercados se ajustan sin
reconocer la verdadera autoría de los contenidos (Murphy 1990).
La ventaja comparativa
de Cantillon con respecto a otros economistas
Son muchos los economistas que realizaron todos sus trabajos
desde la universidad o los ámbitos académicos sin haber experimentado en
persona muchos de los fenómenos que analizaban. Ello no es malo en sí, incluso
podría hacerlos más objetivos. Sin embargo, a la hora de analizar a los
empresarios o cómo se comportan, cómo perciben la realidad o cómo reaccionan creo que es importante haberse movido en ese ambiente, como hizo Cantillon
o cómo hacen muchos inversores y empresarios actualmente. Tal vez el conocimiento de estas personas no esté sistematizado en una obra académica con los estándares
convencionales y ortodoxos, pero sin embargo el hecho de que sea un
conocimiento muy cercano a experiencias reales aporta mucho valor añadido. Como diría Nassim Taleb, un elemento importante en la toma de decisiones o en la emisión de juicios es tener la piel en juego ("skin in the game"). Por suerte en este caso, además tenemos una obra que
sintetiza la mayor parte del pensamiento de Cantillon: Essai sur la nature du commerce en général. Y del pensamiento y legado de
Cantillon tratará la segunda parte.
Referencias:
- Antoin
Murphy, The Genesis of Macroeconomics, (2009)
- Antoin
Murphy, Richard Cantillon: Entrepeneur and economist, (1989)
- F. A. Hayek, Precios y producción, (1931)
- Richard Cantillon, Essai sur la nature du commerce en
général, (1730)