Los fondos de inversión se arriesgan con la burbuja biotecnológica

15 de enero, 2014 0
Autor de TheMoneyGlory.com y aprendiz de alquimista.
Autor de TheMoneyGlory.com y aprendiz de alquimista.

Las posibles repercusiones de una expectativa fallida no parecen preocupar al inversor Seth Klarman. El fondo que gestiona, Baupost Group, informó el viernes 10 de enero de la compra de una participación de un 17,92% de la farmacéutica Kindred Biosciences. Una posición más del hedge fund en activos procedentes de la industria biotecnológica, el sector de moda. Los pasos de Klarman se parecen a los de otros magnates de las finanzas de los años 90, que no quisieron perderse la fiesta de la burbuja tecnológica y se olvidaron de los riesgos a los que se exponían.

Bombolla Biotecnològica

A finales del año 2013 Baupost Group acumulaba más de 965 millones de dólares en participaciones de negocios biotecnológicos de los Estados Unidos. Desde laboratorios que investigan fármacos para animales domésticos hasta tratamientos para la hepatitis, la oferta es amplia. Theravance Incorporated comercializa moléculas y es la principal apuesta del fondo de inversión en este campo. Durante el año pasado la cotización de sus acciones aumentó un 65%, un comportamiento que avalaría el buen ojo de Klarman por los negocios. Pero no es la transformación de sus finanzas, sino el sentimiento de mercado, la clave del éxito en las valoraciones bursátiles de estas compañías. Los estados financieros de Theravance, por ejemplo, nunca han registrado beneficios que expliquen la variación positiva de sus acciones. 

En Kindred Biosciences sus directivos dicen: "No tendremos ingresos materiales del producto en un futuro previsible, y es posible que necesitamos obtener capital adicional para nuestros objetivos". Este es el primer factor de riesgo listado en el registro de la oferta pública de acciones, en la Comisión del Mercado de Valores de los Estados Unidos (la SEC). El futuro accionista en biotecnología asume que su inversión es para financiar la elaboración de un producto pendiente de terminar y que tiene muchos obstáculos para introducirse en el mercado. El objetivo de Kindred, por ejemplo, es el de comercializar fármacos para animales domésticos.

Hasta 35 veces se pudieron leer factores de riesgo de las mismas características, durante el año 2013, en negocios biotecnológicos que se estrenaban en bolsa. Según Bubble-icious Biotech de Nathan Sadeghi-Nejadcinco de ellas confiaban en la elaboración de un fármaco que no había ni superado la primera barrera del proceso de investigación; el estadio pre-clínico. Pero el parqué se mostró afable y abrió las puertas a todas las empresas, con un optimismo desmesurado. Sobretodo si se tiene en cuenta que sólo un 27% de investigaciones, que superan todas las especificaciones hasta el tercer estadio, llegan finalmente en manos de los consumidores. El parqué no se creyó la estadística y los precios del sector subieron de tono; el índice representativo, el Nasdaq Biotech, aumentó un 68% en un año.

El Patent Cliff es el principal responsable de esta euforia; es la etiqueta que se puso en el período durante el que las multinacionales farmacéuticas perdieron el control de sus best-sellers. Un cúmulo de registros de patentes caducaron a partir del año 2010. Pfizer o Brystol Myers-Squibb, por ejemplo, perdieron el monopolio de los blockbusters como el regulador del colesterol Lipitor o el diluyente de la sangre Plavix; como consecuencia los productos genéricos ganaron terreno. La solución de las multinacionales, para conseguir nuevos productos y recuperar las ganancias de otras épocas doradas, es comprar pequeños laboratorios enteros con investigaciones ya en marcha.

Amgen compró el productor de fármacos contra el cáncer Onyx Pharmaceuticals, por 10.000 millones de dólares, el pasado 10 de junio de 2013. El precio de las acciones creció un 50% de la noche a la mañana, y fue un ejemplo de como las majors del sector biotecnológico buscaban talento externo para superar el Patent Cliff. La suma de más operaciones como esa alimentó las expectativas de la comunidad financiera que, aún ahora, espera más noticias que provoquen explosiones en los precios de pequeños laboratorios, recién llegados a la bolsa, y con una sola idea sin comercializar.

"Burbuja Biotecnológica" es un título que agrupa todas las iniciativas que combinan desarrollo e investigación en un mismo saco. “Es un error pensar en este conjunto de empresas como un solo grupo" escribe el especialista Stephen Petranek. Todas las marcas pequeñas de investigación tienen, en teoría, un gran futuro por delante, que será impulsado por una gran idea y un gran producto. Después, alguien las comprará. Pero, irónicamente, solo una pequeña fracción triunfará. Los inversores de esta nueva ola no lo tienen en cuenta, y tampoco observan con detalle los ingresos del pasado, ni la evolución de los datos del negocio objetivo. Básicamente porque están faltados de información histórica y sobrados de previsiones de beneficios. La actividad empresarial formada por un conjunto de laboratorios es sólo una promesa, carísima a precios de mercado actual, que tiene el mismo valor que un billete de lotería.

Quizás Klarman tiene la fórmula mágica para escoger los títulos con más probabilidades de sobrevivir. No vale en ser un experto en medicina, porque ni ellos saben que saldrá de lo que tienen entre manos. En su última adquisición, Kindred, el mercado le da un voto de confianza porque los fármacos están dirigidos a animales y son relativamente simples de implantar. Sus productos se encuentran en la tercera fase de desarrollo y su traslado en el mercado es más fácil. Pero el registro de ingresos de la compañía en el pasado no asegura su funcionamiento en un futuro.

De las nuevas ofertas de acciones en bolsa, la mayor parte desaparecerán o cotizarán discretamente. De biotecnológicas, pocas quedarán en los próximos cinco años. Aunque sus objetivos sean tan nobles como tratar un cáncer específico, una solución única para el sida o la hepatitis. "Las burbujas son el subproducto de un exceso de confianza y miedos inadecuados" advertía el gestor Howard Marks. A pesar de haberse borrado a vendedores y desconfiados del mercado, los optimistas cada vez deben sumar más fe para entender que una compañía desarrollada en un laboratorio les pueda hacer millonarios.

Usuarios a los que les gusta este artículo:

Este artículo no tiene comentarios
Escriba un nuevo comentario

Identifíquese ó regístrese para comentar el artículo.

Síguenos en:

Únete a inBestia para seguir a tus autores favoritos