Probablemente haya escuchado en algunos medios financieros la diferenciación entre dos supuestos estilos de inversión: Value vs Growth (crecimiento). O traducido al español: inversión en valor versus inversión en crecimiento. Esta es la dicotomía en la que piensan muchos inversores, sobre todo en la industria financiera. Este enfoque puede llegar a generar grandes confusiones con los seguidores de la escuela de Value Investing o Inversión en Valor.
Cuando hablan de Value se refieren a compañías con un PER bajo, es decir, una relación beneficio - capitalización bursátil elevada. Mientras que invertir en compañías que descuentan en el precio bursátil un elevado crecimiento de los beneficios es invertir en crecimiento. Esta diferenciación es muy sencilla de aplicar a bases de datos, donde tan solo hay que organizar la lista de compañías por su PER o rentabilidad precio/beneficio y los retornos que van logrando a lo largo del tiempo. Con esos datos llegan a conclusiones del tipo “el Value lo ha hecho muy mal en los últimos años en comparación con el Growth”.
Dependiendo de quien utilice el concepto, se está hablando de cosas diferentes. Los autores más importantes de la filosofía del Value Investing o Inversión en Valor no suelen hacer hincapié en esta diferenciación, es decir, hay inversores que siguen la filosofía de la inversión en valor o por fundamentales y también invierten en compañías de fuerte crecimiento. En mi opinión, el único requisito para considerar que alguien invierte por fundamentales o siguiendo el Value Investing es que centra la mayor parte de su análisis en la realidad de la compañía. Aquí se incluyen los datos financieros, pero también las cuestiones cualitativas como la posición de sus productos en el mercado.
Es así de sencillo, si el inversor centra la atención en la realidad de las empresas y su capacidad de entregar recursos en el presente y futuro a sus accionistas, entonces está invirtiendo en valor, independientemente si este inversor descuenta un gran crecimiento o incluye compañías con un PER bajo. No puede haber diferenciación teórica entre ambos casos, ya que requeriría establecer un nivel arbitrario de crecimiento a partir del cual una idea de inversión pasa a ser de crecimiento o no. Si sus ingresos crecen a un ritmo del 2% anual, ¿es value o growth? Si el límite se establece en un crecimiento del 0%, entonces la mayoría de compañías que ha escogido Warren Buffett a lo largo de su vida son de crecimiento, ya que la mayoría lograron crecer de forma paulatina durante décadas. A Warren Buffett se le considera el gran referente de la inversión en Value, algo no tiene sentido siguiendo la lógica anterior. Warren Buffett también invierte en compañías que crecen, de hecho, la mayoría de sus inversiones son de ese estilo.
Es cierto que se ha popularizado una estrategia de invertir en compañías de PER bajos, no mayores de 15 o 20, lo que implicaría una rentabilidad beneficio-precio no menor de 6,6% y 5% respectivamente. Incluso los máximos exponentes de esta escuela en España, los gestores del antiguo Bestinver (dos de ellos ahora en azValor), resumen en ocasiones su filosofía de inversión en comprar buenas compañías con un PER no mayor de 10, para negocios muy buenos no mayor de 13-15. Estos inversores no invertirían en una compañía con un PER de 28 una vez realizadas las correspondientes modificaciones para su beneficio y su precio bursátil. Esta estrategia concreta, también seguida en cierta medida por otros inversores reconocidos, ha apoyado la idea o la dicotomía entre Value y Growth (crecimiento).
Quedarse en ese enfoque para siempre es un error. Hay importantes motivos para confiar en un fuerte crecimiento de algunas compañías en el futuro, no tiene sentido descartarlos porque no cumplen una regla arbitraria. Con una inflación del 1-2%, un PER de 25 significa una rentabilidad del 4% anual, si además la compañía crecen al 15% anual en ingresos podemos estar ante una idea de inversión muy atractiva. Acertar con las compañías que lograrán crecer de forma consistente en beneficios tiene un impacto mucho mayor que elegir compañías con múltiplos bajos. Al limitarse a una regla arbitraria del tipo “comprar negocio con PER menor de 15” se están excluyendo las compañías más fantásticas del mercado.
Desde mi forma de ver el problema, al inversor no le importa si el PER es mayor de 15 o menor. El inversor en valor debe seguir un proceso inverso: analiza la compañía y establece una hipótesis de beneficios futuros, después compara su estimación con lo que descuenta el precio de mercado. Su lógica no tiene por qué estar guiada por reglas fijas, que es como ven el mundo los que diferencian entre Value o Growth. Una compañía con una posición competitiva fantástica también vale, también es Value. Sería absurdo no descontar un fuerte crecimiento en ingresos para Alphabet/Google, ¿a quién se le puede ocurrir que esta compañía cotice a un múltiplo de 15 con una tasa de inflación cercana a cero? Sería una ganga.
La inversión en valor consiste en utilizar como principal guía a la realidad, el contexto real de la empresa, sus datos financieros, su posición competitiva en el mercado, etc. No le interesa el patrón técnico de la serie de precios en bolsa, ni si encaja en un sistema automático de inversión basado en algoritmos. Esta es su seña de identidad, lo que le diferencia del resto de inversores. La Inversión en Valor o Value Investing no es una estrategia concreta, es un enfoque o filosofía que se apoya en ciertos puntos de partida y puede englobar infinitas estrategias concretas.
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