Precio actual del crudo: diferentes consecuencias en los mercados bursátiles, sectores económicos y balanzas comerciales.

16 de diciembre, 2014 0
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La falta de acuerdo en la OPEP el pasado mes de noviembre, donde Arabia Saudí se negó a recortar la producción, continúa provocando caídas en las bolsas de los países productores. Hasta el día de la reunión, el petróleo acumulaba descensos de casi el 30% anual, con un precio por debajo de 80 $ por barril de Brent, mientras que el West Texas se encontraba por debajo de 75 $. Casi tres semanas después, el crudo está un 30% más barato y muchos son los países que ven temblar sus economías, mientras que otros se frotan las manos.

Son varios los factores que pueden explicar el descenso del “oro negro”. Desde el lado de la demanda: la ralentización de China y la débil recuperación de Europa; y desde la oferta, la explotación de nuevos yacimientos por parte de EEUU usando la famosa técnica de “fracking” y el empeño por parte de Arabia Saudí de no perder cuota de mercado, forzando a los miembros de la OPEP a mantener la producción de 30 millones de barriles diarios.

Otro factor, y quizás el más importante actualmente, es la apreciación del dólar, pasando de cotizar a 1,39 EUR/USD en mayo a los 1,24 EUR/USD actuales (+10%). El caso más extremo lo vemos en el cruce USD/RUB (rublo ruso) con una apreciación de la divisa americana del 76% desde el 1 de enero y un 50% en los últimos 3 meses. En las últimas 10-12 semanas también han perdido poder adquisitivo el real brasileiro y el peso mexicano con más de un 10%.

El petróleo es una materia prima que cotiza en dólares y EEUU es uno de los principales importadores y consumidores de la misma. Un dólar más fuerte implica la pérdida de poder adquisitivo de los países importadores de petróleo cuya divisa no sea el dólar. Es decir, el petróleo se vuelve más caro para estos países por la depreciación de sus monedas, por lo que hay que pagar más unidades monetarias para obtener un barril de crudo, a pesar de que los precios nominales sean los mismos.

Es muy probable que Arabia Saudí no frene el ritmo de producción para mantener cuota de mercado frente a EEUU (tirando los precios), o también podemos pensar que la apreciación del dólar perjudicará a la demanda de crudo, cuando la zona euro, China y Japón, están aplicando en este momento políticas monetarias expansivas, perdiendo deliberadamente poder adquisitivo frente otros países para poder exportar más barato. Unos altos precios del crudo, presionarían los márgenes de las compañías, reducirían los beneficios y el consumo, por lo que las políticas de utilizadas para reactivar la economía perderían eficacia.

Sea cual sea el motivo, aunque todo apunta a la primera opción, estamos presenciando un momento delicado en los mercados a nivel general.

Es cierto que tras la subida del crudo durante la sesión asiática del lunes, la bolsa de Dubai recuperó un 3,7%, no obstante dicho mercado acumula una caída de más del 25% desde la reunión de los productores del pasado 27 de noviembre en Viena.

Las bolsas de Abu Dhabi y Arabia Saudí son también otros ejemplos del desplome bursátil vivido en la región durante las últimas tres semanas, con caídas del 11,5% y 16%, respectivamente.

El Banco Central de Rusia ha vuelto a subir los tipos de interés esta madrugada, esta vez pasando del 10,5% al 17%. La semana pasada ya había elevado esta tasa del 9,5% al 10,5% para frenar la inflación y evitar el desplome del rublo ante las perspectivas de un crudo a niveles tan bajos. Las sanciones económicas impuestas al país por las principales potencias, unido al desplome del precio del petróleo y las políticas monetarias restrictivas como la anteriormente comentada, harán sin duda mella en la economía rusa, donde la autoridad monetaria augura un crecimiento cercano a cero en los próximo dos años. Debemos recordar que Rusia obtiene alrededor del 50% de ingresos de la venta de petróleo y gas.

Venezuela es otro de los países más afectados, ya que la fragilidad de su economía y su dependencia de las exportaciones puede obligar a su presidente, Nicolás Maduro, a tomar medidas impopulares para evitar un default de parte de su deuda, lo que provocará más inestabilidad social en la región.

El sector petrolero en EEUU, es también un claro perdedor, ya que la nueva técnica de extracción “fracking” implica mayores costes por lo que precios inferiores a 100 dólares el barril, pueden ocasionar que esta actividad no sea rentable.

México, Brasil y Argentina, recibirán probablemente impactos en su balanza de pagos, aunque los dos últimos no son exportadores netos, por lo que las consecuencias serán menores. México sí se verá más castigado, ya que gran parte de sus ingresos fiscales sí provienen de esta actividad.

Ante esta situación, todo indica que en los próximos meses veremos ajustes de las diferentes autoridades monetarias y económicas para tratar de paliar los efectos negativos en las cuentas públicas.

En la zona euro, la bajada del precio del crudo presiona la inflación a la baja, a pesar de que mejora los márgenes de empresas no energéticas y es buena para el consumo. Implica así, una doble lectura: un euro bajo y un petróleo también en descenso, es un claro estímulo para la economía de la región y al mismo tiempo presiona al BCE para actuar ampliando su programa de estímulos monetarios.

Los claros ganadores, como comentábamos antes, son las compañías no energéticas y países como España, Italia, India y Japón (este último se ha vuelto más dependiente de las importaciones de energía tras el accidente de Fukushima).

Históricamente los sectores más beneficiados han sido el transporte y aerolíneas, utilities, consumo, telecos.

Como es obvio, las empresas energéticas son las más castigas, pero también las vinculadas a las commodities, materiales, banca y tecnológicas.

Normalmente, las bolsas de los países desarrollados se comportan mejor que la de los emergentes ante un escenario de revalorización del dólar y descenso en los precios del petróleo.

En el contexto en el que nos encontramos, planteamos la siguiente cuestión: La principal meta de cualquier Banco Central es mantener los niveles de inflación en niveles adecuados, pero con el crecimiento de precios tan bajos (a nivel general) y con el crudo en descenso… ¿Alejarán las expectativas de subidas de tipos de interés en EEUU para el 2015?¿Presionará al BCE y al BoJ para adelantar o ampliar la compra de activos? ¿Cómo reaccionarán India y China? ¿Y Latinoamérica?

Estas son algunas de las muchas cuestiones que rondan diariamente nuestras cabezas, y como siempre, estamos en manos de los Bancos Centrales y en nuestra habilidad para tratar de posicionar nuestras carteras de la mejor forma posible, protegiendo a nuestros clientes y tratando de aprovechar las oportunidades que se brindan, ya que especular sobre cuándo un Banco Central va a tomar una decisión u otra, por lo general no suele salir bien. 

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