Los verdaderos motivos de por qué nuestra economía sumergida es tan elevada

14 de enero, 2014 4
Licenciado en económicas, emprende su trayectoria profesional dentro del mundo de la logística, incorporándose al sector financiero a mediados... [+ info]
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No hay que ir muy lejos para darse cuenta de los verdaderos motivos de la existencia de economía sumergida, si bien es cierto que la hay en todos los países europeos y a todos los niveles, desde la hostelería de barrio hasta las grandes corporaciones bancarias.
Los países del sur tenemos fama de ser más proclives a desarrollar nuestra economía informal en un porcentaje superior a los países del norte, y es seguro que el clima no tiene nada que ver en esa cuestión.

Desde hace décadas, sabemos por nuestra propia experiencia que la economía informal (sumergida) la hay y puede ser importante. Desde el momento en el que no nos presentan una factura, sino un simple ticket o recibo, hay que pensar que ese dinero que pagamos no va a ser declarado al fisco con seguridad.

Como economistas sabemos que hacer el cálculo de esa economía informal es imposible por propia definición, así que nos tenemos que conformar con meras aproximaciones que no dejan de ser “sospechosas” de sufrir grandes imprecisiones. La última la que nos ofrece un informe de Visa Europa que calcula que la economía sumergida en España alcanza un valor de unos 195.600 millones de euros, el 18,6% del PIB, e indica igualmente que el peso de la misma no ha variado significativamente desde 2008 a pesar de las voces escandalizadas de algunos medios de comunicación, más preocupados por esta cuestión que por la gestión eficiente de nuestro dinero público.
La impresión que tenemos los economistas es que la experiencia de calle nos indica que la economía sumergida es muy superior que las cifras que indica ese informe.

Pero, ¿cuáles son los motivos de que tengamos unas tasas de economía sumergida superiores a los países del norte?

Desde mi punto de vista habría que señalar principalmente tres:

  • La elevada presión fiscal.
  • La baja productividad general de nuestro tejido productivo.
  • El nefasto ejemplo que supone la elevada corrupción política.

Hay otros factores que influyen en esta tasa de economía sumergida como por ejemplo, una mentalidad “tolerante” e incluso justificante del fraude, falta de medios de control, legislación favorecedora de estos delitos, una alegre política de indultos que supone 1,6 cada día de media desde 1996, que también abarca a grandes defraudadores.

Por otro lado, es cierto que una fiscalidad muy elevada origina uno de los esfuerzos fiscales más altos de la OCDE que, junto con unas cargas sociales desorbitadas, hace que muchas empresas se vean obligadas a no declarar parte de sus ingresos como medio de simple subsistencia.
Con relación al segundo de los motivos principales, indicar que nuestra economía en general adolece de una alta dosis de productividad. Eso significa que la competitividad se debe conseguir a base de precios reducidos, y eso obliga a reducir costes, incluso de forma “no legal”, como es el fraude fiscal.

En la actual crisis económica, y en mis funciones de consultores en asuntos empresariales, reducción de costes, búsqueda de rentabilidades mayores, reducción de pasivos, puesta en rendimiento algunos activos infrautilizados y asuntos por el estilo, veo cómo las empresas de todo tamaño y condición siguen la misma senda a lo largo del tiempo:

  1. Reducción de los costes en la medida de sus posibilidades.
  2. Eliminación de todo lo superfluo.
  3. Reducción de los efectivos de personal, incluso incurriendo en nuevos créditos para hacer frente a costes de despido.
  4. Empezar a trabajar en la economía sumergida en porcentajes crecientes.
  5. Si los problemas persisten, incluso llegar a trabajar exclusivamente en economía sumergida (hablamos en este caso de autónomos o pequeñas empresas; en ocasiones se descubren empresas de cierto tamaño, pero no es lo habitual).
  6. Cierre.


Los empresarios, especialmente los de pequeñas empresas y autónomos siguen siempre el mismo camino antes de echar el cierre a su proyecto, que también significaría la pérdida del propio puesto de trabajo y posiblemente el de algunos miembros de su familia. No es un plato de buen gusto, precisamente.

En nuestro trabajo diario vemos que estas pequeñas empresas y autónomos llegan a esa situación por una simple cuestión de supervivencia. Los costes fiscales y sociales son tan elevados que la empresa simplemente no es competitiva. Para serlo debería tener más afluencia de clientes, mayores niveles de ventas, y unos márgenes más elevados. Se encuentran con la siguiente tesitura: si sube los precios, los clientes se van a la competencia, y si los mantienen en esos niveles, deben cerrar finalmente. La solución pasa por reducir los costes fiscales y sociales dentro de la economía.

A pesar de ser penosa esta situación, el problema de la elevada presión fiscal no termina ahí. Un estudio de la consultora Freemarket indica que la mitad de la economía sumergida y el fraude se debe al alza impositiva.

Frente a las declaraciones de nuestros estimados políticos referentes a la baja tributación que se produce en España en comparación con otros países de la Unión Europea, tristemente lo relacionan con una hipotética baja presión fiscal derivada de unos supuestos tipos impositivos menores a nuestros socios comunitarios. Y eso es falso como se puede ver en el cuadro adjunto.

Independientemente de la elevada presión fiscal sobre nuestras empresas, que ya hemos comentado, lo cierto es que el cuadro que nos ofrece esa publicación es muy interesante, con fuente de Eurostat, y que adjunto.


El gráfico demuestra de forma muy clara mi idea central:  nuestro sistema fiscal tiene unos tipos impositivos más elevados que nuestros socios en general y muy particularmente en los tramos bajos o medios del rango de ingresos, por lo que nuestro sistema lamentablemente penaliza a las clases bajas y especialmente las medias, con lo que ello significa de empeoramiento sobre el consumo y por tanto sobre el nivel de actividad y de empleo de nuestra economía.
Con horror contemplamos que para el tramo hasta 10.000 euros, nuestro tipo impositivo se sitúa en el 24,75%, frente al 0,00% de Alemania y Reino Unido y el 5,50 de Francia. Para el tramo de 20.000 a 30.000 euros, justo el tramo donde se encuentra la renta media española y donde estaría la mayoría de los contribuyentes, nuestro tipo impositivo se sitúa en el 30,00% frente al 25,00 de Alemania, el 14,00 de Francia, 20,00 de Reino Unido.
Para el resto de los tramos, nuestro país tiene unos tipos también superiores a la de otros países del entorno.

Respecto a la segunda parte del gráfico donde se relaciona los ingresos por IRPF en porcentaje del PIB nos encontramos con que, a pesar de tener los tipos más altos, somos el país que menos recaudación fiscal consigue. ¿Por qué motivo? Por que la renta media de los españoles es sustancialmente inferior que la de los países con las que se compara. Aún con tipos impositivos mayores en los tramos inferiores y medios, ese porcentaje superior no es suficiente para que los ingresos fiscales sean similares a los de estos otros países. Y también, lógicamente, porque la presión fiscal sobre las rentas es tan insoportable que es cada vez más interesante trabajar dentro de la economía sumergida total o parcialmente.

Me temo que tal como está establecida nuestra política fiscal, ésta lo único que consigue es hacernos profundizar más en la crisis y ayudar a que muchas empresas dejen de ser competitivas con la consiguiente paralización e incremento del desempleo.

Por otro lado, y referente a la tercera cuestión importante de por qué tenemos tanta economía sumergida en España, y es propio de nuestro país y de algún otro del Mediterráneo, como Italia o Grecia, es la más que patente corrupción política a todos los niveles administrativos.
Muy frecuentemente nos encontramos con empresarios que nos indican que deben pagar a tal o cual político para que les haga un pedido de sus productos o que el pago de determinadas cantidades de dinero es imprescindible para conseguir un contrato de servicios. A pesar de los escándalos que diariamente salpican los medios de comunicación, muchos políticos siguen con ese tipo de prácticas delictivas. Por la experiencia que tenemos en el trato a empresarios, no tenemos la menor duda que en los medios de comunicación sólo vemos la punta del iceberg.

Para las personas que minusvaloran este problema, indicarles que una comisión ilegal significa claramente que hay facturas “hinchadas” para hacer frente a esos pagos ilegales, y que ese dinero sale de los impuestos que pagamos los contribuyentes. No se trata de un mal menor, sino de un auténtico cáncer que ataca a lo que debería ser lo más sagrado: el dinero del contribuyente.
Sobra decir que el político que delinque también defrauda ese dinero a Hacienda, incrementando el mal que hace a las mismas personas que le votaron.

Si todos vemos constantemente esta situación, y muchos la padecemos en nuestras propias empresas, ¿qué motivo ético hay para que nuestro cumplimiento fiscal sea irreprochable?

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Este artículo tiene 4 comentarios
Además creo que la economía sumergida también está en desaceleración, dado que las empresas apenas cubren gastos para pagar los impuestos, no se ven con la posibilidad de hacer B, aunque estén con la soga en el cuello.
Por otra parte se contrata a mucha gente a 20 horas o media jornada, aunque trabajen 70 horas a la semana, por lo mismo, para subsistir ¿beneficia ésto a alguien?
Sería mejor pagar la mitad de lo que se paga en SS y contratar a más gente y más horas, se acabaría pagando más, las empresas podrían aumentar su productividad y podrían salir del círculo vicioso en que se encuentran ahora.
Mientras tanto se sigue destruyendo tejido empresarial que tantos años ha costado conseguir y que no se repone de un día para otro.
Supongo que les perjudicaría mucho bajar la SS en cuanto a que el sector público cada vez abarca más, apenas lo tocan y esos sí que no tienen escapatoria.
En el artículo vemos claramente como los que menos ganan, incluso con rentas que no sé como subsisten, también pagan, y mucho a diferencia de otros países de la UE.
¡Saludos!
14/01/2014 18:01
Te dejas una de las más importantes razones para funcionar de la economía sumergida en nuestro país y los del Sur de Europa en general.

En España la relación riesgo/beneficio de actuar sin declarar, es muy barata y rentable económicamente, en los países dijéramos civilizados si te pillan tienen unas consecuencias graves.
14/01/2014 23:41
Yo creo que hay una falsa sensación de que en los demás países no hay economía sumergida y la hay, tanto como aquí en algunos casos, también parece que aquí si te pillan no pasa nada, y suele ser grave o muy grave, tengan o no razón, porque lo que dice hacienda es como lo que dice un dictador, sí o sí.
¡Saludos!
15/01/2014 12:47
Una descripción sosegada, sin aspavientos y razonada del porqué muchos, cuando pueden o cuando ya no tienen más opciones, se pasan a la economía sumergida. Yo la llamaría economía en libertad pues no es más que gente intercambiando sus bienes y servicios sin tener que pagar el 'pizzo' al Estado mafioso en el que vivimos. Estado ladrón! Muy acertada la comparación con otros países. Las correlaciones saltan a la vista. Por cierto, no queda nadie con la mínima decencia en el Gobierno para ver esto. Socialistas del PP, pagarán por ello.
15/01/2014 12:24
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