La victoria de los partidarios de la salida del Reino Unido de la Unión Europea en el referéndum del pasado jueves ha abierto una serie de posibles escenarios antes impensables. En este momento de saturación de noticias políticas con un muy probable impacto económico, es conveniente no perder el rumbo y volver a los principios básicos de nuestro estilo de inversión. Cuando todo parece moverse demasiado deprisa sin ser conscientes de la magnitud de lo que realmente está ocurriendo, el inversor necesita reducir las posibilidades de cometer importantes errores como consecuencia de la actual confusión.
Una de las mayores virtudes del inversor de largo plazo es la capacidad de poner en perspectiva los datos y noticias, recordando siempre cuáles son los factores con mayor impacto en las cotizaciones a lo largo del tiempo. ¿Cómo se logra esta perspectiva? ¿Observando los datos históricos? El problema es que aunque el inversor sea consciente de qué es lo que verdaderamente importa, siempre parece que llega nueva información excepcional. ¿Cómo luchar contra esta percepción engañosa?
La respuesta es sencilla: leyendo a Peter Lynch. También a otros inversores de éxito de diferentes épocas como Philip A. Fisher, Jesse Livermore, Kostolany o a José Penso de la Vega. El mejor antídoto contra el alarmismo y la irritación que llegan por las noticias es la comparación con otras épocas. En lo que respecta a los mercados financieros, no es muy diferente lo que se dice hoy a lo que se percibía entre el público en los años 80 o la década de los 50. Pero ni siquiera se diferencia en lo fundamental con lo que sucedía en los mercados hace varios siglos. En lo esencial nada ha cambiado, sigue siendo exactamente lo mismo. Ha cambiado la realidad, pero no cómo la perciben los operadores, que es de lo que tratan los mercados financieros.
En el capítulo titulado Weekend Worrying de su segundo libro, de obligada lectura para cualquier inversor, así se refiere Peter Lynch a estos fenómenos que mantenían constantemente preocupados a los inversores durante los años 80 y 90:
When we make the mistake of letting the news out of the bag, we are confronted with the latest reasons that mankind is doomed : global warming , global cooling, the evil Soviet empire, the collapse of the evil Soviet empire, recession, inflation, illiteracy, the high cost of health care, fundamentalist Muslims, the budget deficit, the brain drain, tribal warfare, organized crime, disorganized crime, sex scandals, money scandals, sex and money scandals. Even the sports pages can make you sick.
Cuando cometemos el error de sacar las noticias de la maleta, nos enfrentamos con las últimas razones por las cuales la humanidad está condenada: calentamiento global, el enfriamiento global, el malvado imperio soviético, la caída del malvado imperio soviético, recesión, inflación, analfabetismo, el elevado coste de la sanidad, musulmanes fundamentalistas, el déficit presupuestario, la escapada de talento, la guerra tribal, crimen organizado, crimen desorganizado, escándalos sexuales, escándalos de dinero, escándalos de sexo y dinero. Incluso la sección de deportes puede ponerte enfermo.
Peter Lynch - Beating the Street
The End of the World by John Martin
Posteriormente reflexiona por qué también los inversores de éxito eran a menudo demasiado pesimistas sobre el futuro, indicando que deben seguir un método que les permita ignorar todo este ruido.
Since you can’t get onto the Barron’s panel without being a successful investor, it’s safe to assume that all of us have somehow managed to develop a disciplined approach to investing that enables us to block out our own distress signals. Along with the rest of the country, I knew there was a chance that Operation Desert Storm would turn into a long and bloody conflict, but meanwhile, the stockpicker in me couldn’t help notice the amazing bargains that had resulted from the widespread selling by investors.
Partiendo de la base de que no puedes entrar en el panel de Barron sin ser un inversor de éxito, es plausible que todos nosotros tengamos algo que nos guíe hacia una aproximación disciplinada a la hora de invertir que nos permita bloquear nuestros miedos y señales de estrés. Al igual que el resto del país, sabía que había posibilidades de que la Operación en el Desierto (Guerra del Golfo en 1991) desembocase en un largo y sangriento conflicto, pero mientras tanto, el inversor en acciones que hay en mí no podía dejar de apreciar las increíbles gangas que habían aparecido tras las numerosas liquidaciones realizadas por los inversores.
Peter Lynch - Beating the Street
Esta realidad no es exclusiva de las últimas décadas, sino que podemos encontrar testimonios similares hace varios siglos, recogidos por un judío sefardí de origen español que se enfrentó a los dilemas del mercado bursátil en los Países Bajos. Veamos este extracto sobre cómo reaccionan los inversores ante sus miedos:
En un combite que hizo Neron ordenó que saliessen repentinamente quatro leones para devorar á los combidados; arrojáronse á ellos y fué gracioso espectáculo para el tirano ver como huian, esclamavan, procurando unos salirse, otros esconderse, y todos desesperarse, hasta que considerándolos en la mas ansiosa furia del temor, les hizo ver que no tenian dientes ni uñas las fieras con que devian causar mas risa que lastima los assaltos. Llega una nueba impensada á la rueda de los accionistas, creen algunos á primer vista que cada circunstancia que se inventa es un leon para rendirlos y una fiera para devorarlos; huyen de las acciones, desesperan de la ganancia, esclaman por el engaño y al cabo vienen á averiguar con tanta verguença como pena que los dientes se passaron á los mormuradores y las uñas á los ambiciosos, con que no hallan pies ni cabeça á lo imaginado y quedan sin pies ni cabeça en lo vendido.
José Penso de la Vega - Confusión de Confusiones
Nada ha cambiado desde entonces. Esto no significa que no ocurran sucesos catastróficos para las acciones, tan solo que existe una tendencia a exagerar y preocuparse por el impacto de las noticias más llamativas, siendo finalmente la mayoría de veces mucho menos importante de lo que en un principio parecía. Es muy osado pretender predecir la próxima caída del Imperio Romano, habiendo cuestiones mucho más sencillas para obtener un beneficio. De esto tiene que ser consciente el inversor, que debe elaborar su propio plan y no estar sujeto a este tipo de trampas. La filosofía de inversión debe resistir a este tipo de tentaciones y tener suficiente solidez como para aguantar los golpes provisionales.
Para aguantar psicológicamente estas presiones, es muy aconsejable estudiar las predicciones apocalípticas del pasado que dan una gran perspectiva del asunto. Cuando escuchas algunos pronósticos y comentarios te das cuenta de que muchos están cortados por el mismo patrón y tienen un origen similar, por lo que en vez de asustarte, sonríes. Es por ello que recomiendo a cualquiera que desee progresar en su aprendizaje leer libros antiguos sobre mercados, ambientados en otras épocas y que cuenten anécdotas, cuanto más alejado en el tiempo más valor tiene. Los mercados son iguales en lo esencial, no han cambiado nada.
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