España gana competitividad gracias a una menor tasa de inflación

22 de diciembre, 2015 2
Inversión en compañías cotizadas. Interesado en la historia del pensamiento económico y los ciclos económicos.
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Sigue habiendo pesimistas sobre la economía española negando cualquier posibilidad de mejora en los próximos años. Sin embargo, los datos dicen que hay motivos para ser optimistas, uno de ellos es el diferencial de inflación con respecto a la zona euro.

El cambio estructural que se ha producido

Una de las principales tendencias que marcó el ciclo alcista de los años 2000 era que los precios en España aumentaban a un mayor ritmo que en el resto de la Eurozona. Eso supone unos mayores costes internos mientras que los precios de venta internacionales evolucionan de forma homogénea, la única forma de escapar a esta regla es crear negocios muy rentables difíciles de copiar que mantengan a distancia la competencia.

Por ello, el diferencial de costes de unas empresas a otras juega un papel muy importante en muchos sectores a la hora de competir y ganar cuota de mercado, si el coste de producir (salarios, aprovisionamientos) se reduce de forma relativa con respecto a un competidor extranjero en un mercado globalizado, es obvio que estás logrando una ventaja competitiva. Tienes más margen de maniobra para competir en precios (entras en pérdidas más tarde) y cuando la demanda aumenta la rentabilidad de tu negocio es mayor que la del competidor.

Este concepto sencillo entre empresas es a veces también aplicable a países, sobre todo cuando estos comparten la misma divisa. Es el caso de la zona Euro, donde los ajustes de diferenciales de costes no pueden ajustarse vía tipo de cambio, y por lo tanto, son los diferenciales de inflación una buena comparación para ver cómo evoluciona la capacidad de competitividad en costes de cada economía. No es lo único a tener en cuenta, ya que es posible que un país tenga mayores costes pero esté creando muy buenos negocios y acuda mucha inversión extranjera al mismo tiempo. Los costes son solamente un factor más, aunque poderoso.

El caso de España es claro en el periodo 1999-2008, el IPC creció un 34,15% mientras que en la zona Euro creció un 23%, lo cual supuso una pérdida de competitividad en costes muy alta durante demasiados años y que acabó manifestándose de forma evidente tras los primeros años de crisis económica. El resultado fue un desequilibrio en la balanza por cuenta corriente insostenible.

Durante la doble recesión desde 2008 hasta 2013, el diferencial se equilibró, siendo en algunos años positivo y en otros negativo, pero sin una gran diferencia. Tanto en la zona euro como en España el IPC creció algo más de un 8%.

Todo esto cambia a partir de 2013. Tras un proceso convulso de ajustes en el sector privado, posteriormente en el sector público y una pérdida considerable del nivel de vida de la población, el fenómeno se ha dado la vuelta. El diferencial de inflación ahora es negativo de forma constante con respecto a los socios comerciales de la zona Euro y si se mantiene durante varios años, la economía española disfrutará de una ventaja en costes frente a sus principales competidores europeos. El impacto de esta ventaja en costes es muy importante a lo largo de los años, aunque a corto plazo es solo un goteo constante que no parece muy relevante.

Rascando un poco más, podemos darnos cuenta de que el cambio se produce antes de 2013, ya que el repunte del IPC en 2012 tiene que ver con el aumento de los impuestos como el IVA, el IRPF o el aumento de las tasas universitarias. En el caso de aumento de los impuestos como el IVA no se reduce la competitividad de las empresas exportadoras y tampoco parece que el aumento de tasas universitarias tenga un impacto significativo en términos económicos. A continuación, se muestran los elementos del IPC que más repuntaron en ese año:

Estos dos repuntes son una consecuencia directa de subir el precio de tasas universitarias y aumentar el copago en medicinas por parte del gobierno. Así que es posible que esa tendencia general comenzase ya en 2012, coincidiendo con el punto más agudo de la recesión en España y que haya sido eclipsada por algunos repuntes puntuales de ciertos componentes.

La comparación de Irlanda con España

Existen algunos aspectos similares entre la evolución del IPC en Irlanda y en España y también una gran diferencia. Ambos países se encontraban en un ciclo alcista muy fuerte en los años 2000 con una mayor tasa de inflación que la media de la Eurozona. Irlanda recibía mucha inversión directa extranjera y en los primeros años de la década su tasa de inflación llegaba al 6%. Posteriormente fue reduciéndose, aunque el balance frente a la zona Euro es de una mayor inflación hasta 2008.

Sin embargo, se produjo un ajuste drástico tras la crisis de 2008, manifestándose en una reducción de precios mucho más importante que de la de España o la zona Euro. Una economía flexible que permitía el ajuste en precios realizó su ajuste de forma rápida mientras que en España hubo que esperar hasta 2012 para empezar tener una menor tasa de inflación que en la zona euro. A día de hoy, la tasa de inflación en España se sitúa por debajo de la irlandesa, reflejando una necesidad de ajustar por la vía de los costes, mientras que la tasa de inflación irlandesa evoluciona a la par que la de la zona Euro.

La conclusión es que la economía española por fin ha realizado los ajustes mínimos para poder empezar a sacar más ventaja en los mercados internacionales de forma sostenida, y ese ajuste se podría haberse producido antes al igual que se produjo en Irlanda si la economía española fuese más flexible y permitiese mayores ajustes en precios. Este es uno de los principales factores positivos para las empresas españolas en los próximos años.

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Este artículo tiene 2 comentarios
antiguo usuario
Hola, Enrique.
Feliz Año 2016.

Estaba yo saturado y harto (o harto y saturado, que para el caso es lo mismo) de leer en varios informes de contingencia de mercados y previsión aliados varias, que era preocupante que la inflación en la zona Euro no terminase de despuntar (porque una inflacción baja es de lo más malo para los mercados, según parece ¿¡!?), cuando me salta el aviso de que has publicado este artículo.

Un verdadero bálsamo. Me ha reconciliado con la humanidad. De poco a poco se les recuerda (tú, ahora) a los que andan en lo de las herramientas de estrategia de inversión que la inflacción, además de ser uno de los enemigos del pueblo llano (junto con los impuestos, el exceso de regulación, la burocracia, la moneda 'fiat' y las políticas sociales), es -como digo- la apelación más boba que han inventado los gestores de carteras y asimilados, para así enmascarar la incompetencia propia en la generación de rendimientos en particular, y progreso -del bueno- en general.

Lo dicho, Enrique: tú artículo >> impagable.
Aún queda esperanza!!
04/01/2016 16:20
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