Seguramente haya visto todo tipo de enfoques y filosofías de inversión en el mundo de la bolsa. Entre los diferentes estilos unos se critican a otros con todo tipo de argumentos, analogías y frases hechas. No solo se trata de inversores, también hay comentaristas en los medios de comunicación hablando sobre los mercados. A menudo se repiten de forma automática las mismas respuestas y discusiones, como si de bandos homogéneos se tratase. Como hay personas con diferentes opiniones, como en casi todos los aspectos de la vida, entonces parece ser que la clave es escuchar a todos y formar un juicio propio.
Esa conclusión no me parece la más idónea. No hay que escuchar a todo el mundo ni todas las opiniones. Una gran parte de esas opiniones es mejor evitarlas, y no se trata de su estilo de inversión o de si siguen nuestra filosofía. La verdadera cuestión es qué buscan esas personas.
Antes de seguir propongo leer cuidadosamente este fragmento del libro sobre mercados más antiguo que se conoce, de José Penso de la Vega:
Embárcanse para este nuebo mundo (no descubierto por Colombos sino por Lagartos) gente de diversas costumbres, de differentes naciones, y de varios empleos. Arrójanse los philosophos para encontrar en estos Circos lo poco que defiere el moto animal del moto violento. Aventúranse los geometras porque hallan en estas circunferencias algunas líneas de las que llaman los de su sciencia inracionales. Engólfanse los astrólogos, presumiendo divisar entre tantas estrellas la suya. Arrímanse los curiosos para aprender algo de los que saben tanta letra. Refina el poeta sus ficciones, el jurisconsulto sus sutilezas, el cabiloso sus enredos. Van los devotos á buscar contemplaciones, los penitentes arrepentimientos, y los pilotos alturas que exaltan, vientos que soplan y agujas que pican. Entra el barbero, adulándosse con que ha de hazer la barba á todos. Entra el cirujano para emplastar las llagas, para valerse de los parches en estas batallas y para acostumbrarse á no curar de primera intencion las heridas. Entra el çapatero, jactandosse de que ha de meter á todos en un çapato. Entra el sastre para cortar de vestir. Entra el escultor para ir haziendo el genio á formar hombres de piedra, porque algunos no sienten los ultrajes ni se encienden para las venganças. Entra el tahur á bruxulear su suerte, el amante á purificar sus traças, el soldado sus estratagemas, el herrero á traer yerros, el músico dissonancias y fugas, el arítmetico á hazer cuentas, el pintor perspectivas, lexos y sombras, el esgrimidor atajos para los revezes. Y finalmente, no se exime deste negocio ni el aulico para habituarse á la paciencia, ni el rústico para acostumbrarse á la desatencion, ni el Frances á la furia, ni el Inglés á la soberbia, ni el Turco al ruido, ni el Italiano al disfraz, ni el Flamenco á la flema, ni el Aleman á la arrogancia, ni el Polaco á echar piernas, ni el Español á echar votos.
José Penso de la Vega - Confusión de confusiones
La gran lección de este párrafo es que a este mundo de los mercados se acercan personas de procedencia muy distinta, con objetivos y metas personales muy diferentes. Una buena parte de las personas que se acercan a los mercados financieros, siendo una parte fundamental de su día a día, no han venido a sacar el mejor partido a su capital. Y como bien dice el José Penso de la Vega, en los mercados financieros todo el mundo encuentra lo que busca.
Muchas personas con una amplia formación en disciplinas relacionadas con las matemáticas y la estadística empiezan a aplicar estas herramientas antes de evaluar si este es el enfoque correcto. Que no se me malinterprete, no digo que estas herramientas no puedan ser útiles, simplemente que muchas personas utilizan lo que conocen, independientemente de si es adecuado o no. No se plantean cómo podría fallar este enfoque en la búsqueda y refinamiento de una verdadera filosofía de inversión. Este grupo es descrito en el fragmento anterior del libro como el de los aritméticos.
Otro ejemplo son los chartistas, que en el fragmento anterior equivaldrían a los geometras. Este no es un método moderno o revolucionario, como prueba que según José Penso de la Vega, ya veía personas inversores dibujando líneas a los gráficos, con sus patrones y formas características. El motivo por el que la mayoría de los operadores puramente técnicos utiliza este enfoque no es porque haya determinado de antemano que es el mejor enfoque o filosofía, sino porque proporciona una mayor satisfacción personal por diferentes motivos. Para algunos es un hobby y resulta sencillo aplicar las herramientas a cualquier gráfico, no importa el producto financiero que sea. Este estilo se ajusta de forma perfecta a la personalidad de personas que necesitan actividad y realizar apuestas de forma constante. Otros simplemente se sienten fascinados por las líneas y figuras, digamos que les resulta atractivo lo visual.
Dentro de este grupo también están aquellos que, en vez de buscar actividad o pasar el rato, buscan recompensas rápidas todos los meses, como quien persigue un pequeño salario mensual constante. Para estos es un fracaso perder dinero al final del trimestre, cuando debería ser algo normal en el mundo de la inversión. Buscan ganar dinero esta semana o este mes, aunque sea poco. Piensan que “más vale pájaro en mano que ciento volando” o “yo este mes traigo dinero a casa y el vecino pierde”. Eso les aporta una gran satisfacción personal. Si este enfoque es rentable a largo plazo o no es secundario. Una vez más, no quiero generalizar y dejo abierta la posibilidad a que sea posible con este enfoque lograr resultados superiores.
Hay que hablar también de los vicios de los inversores que se consideran dentro de la filosofía del Value Investing. Muchos no buscan ganar, sino pertenecer a un club, en el cual hay unas ideas y reglas que predominan. En este grupo hay demasiados operadores obsesionados con hablar de sus ídolos, así como repetir sus frases y consejos como si fuese una religión. Una vez más, en muchas personas que se acercan a este mundillo lo primordial no es ganar ni buscar resultados superiores, sino la pertenencia a un grupo y la adoración de unos referentes. Por cada artículo analizando una compañía desde el punto de vista fundamental, hay 10 hablando de Warren Buffett y Charlie Munger de forma muy simple. Personalmente creo que esta filosofía permite lograr buenos resultados, pero realizando el trabajo y la revisión de las reglas correspondientes. Comprar por debajo de PER 15 no te hace inversor en valor, investigar detalles y curiosidades de decenas de compañías puede que sí. Una cosa es que de forma temporal aparezcan pérdidas sin que hayamos hecho nada mal, y otra muy distinta es evitar preguntas y cuestiones importantes cuando las cotizaciones de nuestras empresas caen.
Pero el grupo más peligroso para el inversor que desea lograr resultados superiores con su capital es el de los moralistas y propagandistas. En este grupo es evidente que ninguno de sus integrantes busca resultados superiores, sino ganar visibilidad, atraer a un gran público para su promoción personal o vender ideas políticas o morales. Resulta ridículo escuchar análisis bursátiles y económicos siempre en clave ideológica o política. Relacionar constantemente la evolución de la bolsa con las medidas del gobierno o analizar los datos económicos para cargarse de razón sobre una teoría académica son dos de los mayores vicios de los comentaristas. Entre los periodistas debería ser una virtud describir con detalle lo que realmente ha sucedido, pero si en una tertulia el moderador pregunta por la evolución de la bolsa, el tema deriva inmediatamente a una doctrina moral, una crítica al gobierno, la necesidad de regular más o las palabras de un ministro. En medios más directos como Twitter o Facebook, también es muy común la búsqueda del comentario gracioso, la frase demagógica o el comentario para hacerse el interesante. Hay personas que dedican una parte de su tiempo a buscar al personaje más ridículo del bando contrario para reírse del bando entero. ¿Qué puede sacar el inversor de todo esto? Solo puede intoxicarse.
Para ganar es necesaria la verdad y no engañarse, no importa si se cometen errores o en ocasiones ésta es muy compleja. Es mejor el error que el relativismo. Hay personas que creen que hay que escuchar a todos. Pues no, predominan opiniones bastante ridículas y creencias completamente erróneas. Es mejor evitar discusiones absurdas con personas que no persiguen la verdad o lo más parecido a la realidad, no sirven para absolutamente nada. Lo mismo retuercen los datos como mueven la portería de la discusión a los cinco minutos, para después descalificarte. El mismo José Penso de la Vega ridiculiza a estos sofistas:
Vino el hijo de un mísero Ginovez de las escuelas de Pavia y pidiéndole el padre algunos indicios de lo que havia aprendido en las escuelas, le respondió el joven haver aprendido tanta sutileza que le provaria que los dos huebos que estava comiendo eran quatro, porque siendo el dos número binario y conteniendo todo el numero binario dos unidades, juntando estas dos unidades al numero binario quedarian haziendo quatro por ser quatro dos vezes dos; quedó absorto el viejo de oír las sophísticas y inútiles agudezas en que havia gastado el tiempo, la meditacion y el dinero; y queriéndole mostrar que mas valia lo rustico de su entendimiento que lo delgado de su silogismo, sorbió los dos huebos, diziendo: Yo como los dos que puso la gallina, come tu agora los otros dos que formó la dialéctica.
Confusión de Confusiones
En definitiva, los geometras encuentran sus circunferencias y líneas, los aritméticos encuentran las series de precios para aplicar sus herramientas matemáticas, los moralistas encuentran en las discusiones bursátiles una oportunidad para dictar su credo, los filósofos consiguen una buena temática para sus divagaciones, así como los ludópatas encuentran en la bolsa el casino perfecto. En este mundo en el que se embarcan gentes de diversas costumbres, diferentes naciones y varios empleos cada uno encuentra lo que busca. La pregunta que debe hacerse el inversor es qué busca para él mismo, después debe rodearse de personas y opiniones que persiguen objetivos similares.
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