Con la fuerte caída del petróleo en los últimos 7 meses (figura 1), las opiniones están divididas sobre si es una buena noticia porque rebaja la factura energética a empresas y hogares favoreciendo el crecimiento económico o si la caída representa un riesgo para el conjunto de la economía ya que las inversiones del sector energético se paralizarán destruyendo uno de los principales motores de la economía.
De momento la caída del petróleo ha elevado la confianza, este caso entre los norteamericanos (figura 2), como no lo había hecho ningún otro evento en los últimos años:
No es de extrañar viendo que los precios de la gasolina en aquel país (figura 3) han declinado hasta un 50%. Un gigantesco estímulo para la economía. Muchos dirán para la economía real, esa que pisa carretera, por fin está siendo estimulada de verdad.
En España y en Europa esto también son grandes noticias. Según mi recuento personal me cuesta un 20% menos llenar el tanque de mi coche. Si multiplicamos esto por millones de personas (500 millones en la UE) y negocios, el beneficio es un fuerte y necesitado estímulo para la maltrecha economía del viejo continente.
Sigamos observando datos de la economía norteamericana -más fáciles de conseguir- que sin duda podemos extrapolar a la economía paneuropea.
Históricamente un elevado precio del petróleo ha sido un lastre para la economía y, como puede observarse (figura 4), muchas recesiones económicas vienen precedidas de un repunte del oro negro. Y lo contrario es igual de cierto. Cuando el petróleo declina un 35% o más en un año, la economía siempre se ha acelerado.
Por ejemplo, en 1986 el precio del petróleo llegó a colapsar un 57% (curva azul figura 5) y a partir de ese momento el producto interior bruto repuntaría desde un crecimiento nominal del 5% en el cuarto trimestre de 1986, hasta un crecimiento del 8,6% en el primer trimestre de 1989. Muchos están trazando paralelismos entre la situación actual y la de ese año con Arabia Saudí jugando un rol similar al de ahora.
A principios de los años 90 la economía norteamericana entró en recesión entre otras causas debido a un alto precio del petróleo. Luego esta lógica se revertiría y la recuperación vendría apoyada por el colapso (-35%) de los precios del petróleo (figura 6).
En 1998 los precios del oro negro volvieron a descender hasta un 38,4% (figura 7). En aquél entonces la economía norteamericana no entró en recesión pero el PIB crecía a un 5,2%, su nivel más bajo en años. Después del desplome del petróleo, el crecimiento del PIB crecería continuamente hasta el año 2000 (+7,5%). Entonces, como ahora, el dólar se fortalecía y Rusia sufría un severo revés económicos.
Finalmente, las dos últimas veces en las que el petróleo descendió más de un 35% sin contar el evento actual fueron las dos últimas recesiones, la de 2001 y la de 2007-2009 (figura 8). De nuevo, en ambos casos un alto precio del petróleo fue uno de los factores de la llegada de la recesión, pero también su colapso uno de los motivos de la subsiguiente recuperación.
Estos han sido todos los colapsos (-35%) del petróleo desde la Segunda Guerra Mundial y, si la historia es una buena guía, lo probable será ver un repunte del crecimiento de las economías occidentales. Solo los países exportadores y altamente ineficientes sufrirán.
Para Europa será un balón de oxígeno (junto a un euro barato) y en EEUU será un elemento que confirme la buena marcha de su economía. Tal vez, cabría pensarse, un crecimiento adicional puede acelerar la fase de restricción monetaria que ya ha comenzado en EEUU (la FED está en ello).
Por último, queda el debate de si es más importante el estímulo para el conjunto de la economía o si un shock en el sector petrolero y energético en general puede hacer descarrilar la economía. Sinceramente, parece difícil siendo las economías estadounidense y europea economías de servicios.
Hacer proyecciones es difícil y probablemente serían proyecciones inútiles. Tal vez lo mejor es pensar en qué ha ocurrido históricamente y qué es lo que tiene más sentido. Al fin y al cabo, cuando el precio del petróleo ha subido hasta la estratosfera el conjunto de la economía declinaba y el sector energético y sus pingües beneficios no pudieron hacer nada por salvarla. ¿Por qué iba a ser al revés?
En cualquier caso no se trata de hacer caso ciego a la historia, sino aceptar que este es el escenario más probable (repunte económico en 12 meses) y vigilar que la economía no se contraiga por si los hechos cambian.
De momento Dakota del Norte, uno de los Estados más favorecidos por la revolución del Shale Oil, no muestra signos de debilidad si atendemos a su mercado laboral, el cual sigue en uno de sus momentos más fuertes del último medio siglo: