Echad un vistazo a esta foto. ¿Notas algo en especial?
Aunque parezca mentira, la mayoría de las personas que simplemente ven esta foto fallan inicialmente en reconocer que hay un 3 de corazones negro. Si la fotografía se toma a distancia y se pregunta a las personas qué cartas se mostraron, la mayoría estarían seguras de que la carta era, o bien un 3 de corazones rojo, o un 3 de picas negro, sin apreciar ningún tipo de anomalía en el proceso.
Estos resultados muestran a qué nos referimos exactamente cuando hablamos sobre la percepción selectiva. La forma en que percibimos las cosas está fuertemente influenciada por lo que esperamos o deseamos ver. Tendemos a infravalorar o ignorar la información que entra en conflicto con nuestras ideas preconcebidas y ponemos un indebido énfasis en la afirmación de la información. Nuestra experiencia pasada con situaciones similares influye mucho en nuestra evaluación de una nueva situación. Aunque reconocemos que una nueva situación no es exactamente la misma, tratamos de enmarcarla en un esquema con el que estamos familiarizados, ya que de otra forma nos sentiríamos incómodos y ansiosos ante el nuevo problema.
Además de la información en sí misma, la fuente de la que proviene es también muy importante. Imaginemos una información que es discutida de manera radical entre dos personas, una a la que apreciamos y otra que no nos cae bien. A menos que las pruebas en contra de la información que aporta la persona que apreciamos sean abrumadoras, tendemos a empatizar con ella y reaccionamos de acuerdo con su opinión y su punto de vista. En este aspecto, la percepción selectiva también se aplica a las opiniones o versiones de una misma historia avalada por un periódico o programa de televisión.
Los experimentos que tratan de analizar el denominado efecto placebo han demostrado que lo que esperamos o deseamos puede incluso tener efectos de carácter fisiológico. Las personas a menudo reaccionan a un tratamiento inerte porque creen que va a funcionar, aunque a priori pueda parecer extraño.
En un estudio, a los sujetos a los que se les dijo que bebían una bebida alcohólica cuando en realidad sólo estaban tomando agua-tónica mostraron reacciones al estrés social que eran similares a los que realmente recibieron una bebida alcohólica. Esto se pudo comprobar incluso en el cambio en la frecuencia cardíaca tras acabar el experimento, ya que la misma dependió de lo que creían los sujetos que se les había dado, no de lo que en realidad habían recibido.
Pues bien, en nuestro próximo artículo pondremos un ejemplo bastante gráfico de cómo la percepción selectiva puede influir de diferente manera a dos sujetos a la hora de analizar y valorar un mismo activo financiero, llevándoles a obtener rentabilidades muy dispares al invertir en el mismo.
