Ganando guerras y perdiendo batallas

15 de mayo, 2015 2

Como inversor tiene dos maneras de enfrentarse a sus poderosos enemigos en la Guerra Financiera Asimétrica. La primera consiste en luchar contra ellos como si usted estuviera en igualdad de condiciones y quienes le acompañan al combate le consideraran su igual. Eso le conducirá inexorablemente a perder “la guerra del tiempo” pero habrá ganado por el camino algunas “batallas del día”, victorias pírricas que le harán sentir muy bien y de las que quizá pueda presumir ocasionalmente delante de sus colegas. La segunda consiste en olvidarse de las batallas y ganar la guerra, lo cual le conducirá irremediablemente a un enfrentamiento donde lo que va a prevalecer no serán sus especiales conocimientos y habilidades, la cantidad de cursos que haya hecho o de libros que haya leído, sino la adecuación de su temperamento como inversor hacia una paciencia, constancia y disciplina atroz y brutal en la cual no se conoce la piedad ni la compasión. Cosa de la cual no debe preocuparse dado que los activos financieros carecen de terminaciones nerviosas y consciencia. En cambio, usted y su familia así como las personas que son importantes en su vida sí padecen y sufren. Mayor motivo para que su despiadada actuación como inversor/ahorrador, puesto que se juega su libertad en ello, no conceda la más mínima tregua a sus enemigos y se transforme en el ejercicio implacable de una rutina que no admite excepciones.

Ante un entorno de incertidumbre en el cual el pequeño ahorrador/inversor cuenta con medios limitados frente al poder, aparentemente sin límites, de sus enemigos patrimoniales el enfrentamiento directo y la estrategia de “jugar a ganar” tienen todas las de perder. Si los españoles hubiéramos hecho eso en la Guerra de Independencia ahora mismo su hijo se llamaría François y en vez de tararear el “nainonaino” del himno nacional en los partidos de la selección estarían entonando al unísono La Marsellesa, como en el garito de Rick en Casablanca. Si los argelinos, los vietnamitas y después los afganos se hubieran empeñado en ganar batallas a campo abierto en lugar de sobrevivir a sus enemigos y desgastarlos material y moralmente a través de cualquier medio a su alcance los turistas españoles habrían de ser repatriados de las montañas de Kabul y no de las de Nepal. La guerra perpetua, la guerra sin fin, es la única alternativa que tiene aquel que padece una inferioridad de medios abrumadoramente significativa con relación a sus rivales. No es caballeroso pero funciona. Y aquí sólo importa ganar.

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El inversor pasivo o conservador tiene a su alcance las increíbles ventajas de la inversión indexada para luchar despreocupadamente en la “guerra del tiempo” ignorando las “batallas del día.” Hemos visto cómo la indexación es el auténtico AK-47 del pequeño inversor en el sentido de que es el arma cuya relación calidad/precio/eficiencia le proporciona los mejores resultados. La inversión indexada constituye su estrategia de fondo. Pero su táctica, la que va a implantar de manera mortalmente eficaz aquella estrategia, consiste en el uso del promedio del coste monetario, el auténtico RPG-7 del inversor. Este instrumento táctico es tan versátil y flexible que puede ser fácilmente mejorable para lograr una performance más eficiente de la capacidad de ahorro del inversor mediante el promedio del coste monetario progresivo, un ardid astutamente REACTIVO que mejora los efectos del promedio lineal o simple. Esta táctica mortífera constituye los IED del pequeño inversor, auténticos instrumentos de “muerte” financiera al servicio del inversor/ahorrador perezoso pero listo.

Finalizando el tema de la indexación vamos hoy a constatar la increíble fortaleza de este procedimiento tomando en consideración un plazo relativamente corto, de cinco y después seis años, para terminar con una brevísima recapitulación sobre todo lo visto hasta ahora, pues pronto pasaremos a las alternativas de inversión activa.

El auténtico quinquenio del horror

Si alguien quiere probar la eficacia y eficiencia de un arma no hay mejor manera de hacerlo que en un entorno de máximo horror y dificultad. Posiblemente los 15 años comprendidos entre el 2000-2014 sean de los más aciagos de la historia bursátil española. No obstante, vamos a seleccionar la combinación de los cinco ejercicios más nefastos que uno pueda imaginarse. Y además lo suficientemente cercanos para que nadie diga que el crash de las puntocom es algo de abueletes. Sí, el tiempo bursátil es extremadamente dúctil. Dúctil a la desmemoria queremos decir.

El período seleccionado para testar su armamento indexado es el comprendido entre el 2008-2012, una combinación de cinco años realmente catastrófica. De esos cinco ejercicios, 3 y 1/2 son claramente bajistas. El 1/2 se corresponde con el 2012 donde el Ibex35 sin dividendos obtuvo una rentabilidad negativa y el Ibex35 con dividendos positiva, un exiguo 2.8% que ni siquiera alcanza al 3% que casi todos estimamos como necesario para protegernos de la inflación. A nuestro modo de ver el 2008-2012 arroja la friolera de cuatro ejercicios negativos de bolsa. ¿Hasta qué punto eso es verdad?

PRIMER CASO. AÑOS 2008-2012. INVERSOR INDEXADO MEDIANTE PROMEDIO DEL COSTE MONETARIO LINEAL O SIMPLE CORREGIDO POR LA INFLACIÓN.

Durante los años 2008-2012 el IBEX35 sin dividendos pierde la friolera de un -46% y el IBEX35 con dividendos un -28%. Si el inversor hubiese aportado 6.000€ (1.200€ anuales, 100 mensuales) a comienzos del 2008 se habría encontrado al final de este quinquenio entre 3.228€-4.349€. Su capital profanado. ¿Qué hubiera sucedido si el inversor hubiese promediado esos 6.000€ corregidos un 3% anual como defensa contra la inflación?

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Desde luego que habría perdido dinero. En el mejor de los casos un -6.4%. Sin embargo, muy lejos de las pérdidas monumentales del IBEX35. Lo que desde luego no debe olvidar el inversor es lo siguiente: es muy, muy probable, altamente probable, aunque en ningún caso constituye una certeza, que a un período bajista intenso de mercado le suceda otro alcista, puede que no muy intenso, pero cuyo rebote inicial sea remarcable. Altamente probable, sin certeza. Es lo que suele ocurrir: que a un período depresivo le suceda otro sino excelente como antaño al menos mejor que el inmediatamente precedente. ¿Es posible encajar cuatro ejercicios seguidos bajistas? Perfectamente factible. ¿Es probable que eso sea así cuando de media la bolsa experimenta subidas dos terceras partes de las veces y bajadas una tercera parte aproximadamente? No suele suceder. Puede ocurrir, pero no es habitual. Constituye una muy rara excepción.

Se alega en contra de la indexación por el inversor impaciente o asustadizo que él no quiere el dinero dentro de veinte años, que quién va a esperar 20 años sin tocar el dinero, que cuánto hay que esperar para recuperar lo invertido. Bueno, si está preparando su jubilación o un plan similar, como por ejemplo un plan hijo, no entendemos muy bien cuánto aspira a esperar el inversor impaciente. ¿Tendría que aguardar mucho si es disciplinado, paciente y constante como el tenaz perdedor de batallas pero ganador de guerras, nuestro inversor pasivo y conservador? Véalo usted mismo:

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Invirtiendo 7.200€ en 2008 (1.200€ anuales, 100€ mensuales) su depreciación sería de entre el -35% y el -7.4%. Llama poderosamente la atención la gran capacidad de la reinversión del dividendo apoyada en el poder de la capitalización y el interés compuesto para marcar una diferencia tan grande entre ese -35% y ese otro del -7.4%. Aún así los 7.200€ del inversor se habrían quedado entre 4.703€-6.668€ y habría perdido dinero. Por el contrario, el indexador perezoso habría invertido finalmente 7.762€ (1.200€ anuales, 100 mensuales, incrementados un 3% compuesto anual) y su rentabilidad estaría más cerca de ese 21% acumulado que ven en el cuadro, esto es, de los 9.395€. Desde luego no habría perdido dinero.

Quiere esto decir que las ventajas del promedio del coste monetario se materializan en todo su esplendor cuando las cosas van mal y no cuando van bien y todo el mundo sonríe como un tontaina creyéndose Warren Buffett. Lo último que hay que hacer en bolsa es sonreír. Y menos en el mercado continuo español, un auténtico campo de minas bursátiles. De hecho, el inversor debería estar contento de que en los años iniciales de su aportación se encuentre con períodos bajistas de mercado puesto que simple y llanamente puede comprar más barato, algo que el tiempo le agradecerá. Y cuando decimos “tiempo” queremos decir no mucho tiempo. Basta un año normal, de rebote normal tras un largo período bajista, para que las aguas vuelvan a su cauce. Esto no acaba de entenderlo el inversor impaciente e hiperactivo, que prefiere ser intuitivo y comprar lo más caro posible porque no es capaz de soportar ver números rojos durante años en sus inversiones. No obstante, es el inversor perezoso y paciente quien se acaba llevando el gato al agua porque se preocupa de ganar la guerra y no de intentar ganar batallitas.

SEGUNDO CASO. AÑOS 2008-2012. INVERSOR INDEXADO MEDIANTE PROMEDIO DEL COSTE MONETARIO PROGRESIVO CORREGIDO POR LA INFLACIÓN.

Si esto es así ya con el promedio lineal imagínese con el progresivo:

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Los cinco años de humo y cenizas del IBEX35 terminan con un increíble -16%/-1.93% para el indexador progresivo. No es magia. Sólo matemáticas simples. La mejora del promedio lineal es muy notable y no digamos la mejora con respecto a la rentabilidad del IBEX35 sin y con dividendos. Una vez más, el inversor impaciente puede preguntarse que cuánto tengo que esperar. Tranquilo amigo. Conserve la calma y no se ponga nervioso. Piense que una vez más la tranquila pero sabia estrategia REACTIVA del indexador progresivo, un tipo que sólo se mueve cuando ya ha llovido, le lleva de manera automática a comprar más barato y con más dinero a medida que el final de los tiempos bursátiles, que se avecinan y predicen muy a menudo pero que no llegan más que cuando el inversor estira la patita, es proclamado por todo tipo de agoreros, normalmente los mismos que pagan un PER 250 por una empresa que no gana dinero ni lo ganará nunca.

¿Es capaz de esperar 365 días más y seguir invirtiendo de manera coherente sin echar espumarajos por la boca ni soltar memeces del tipo “la bolsa es un casino”, “todo está amañado”, “cuatro tíos viejunos con capuchas negras lo controlan todo”, “solo somos peones en manos de los poderosos”, etc…? Esperar es ver:

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¿Es difícil de creer que en un período de 6 años donde más de la mitad del tiempo la bolsa ha estado bajando alguien pueda apañárselas para lograr una rentabilidad acumulada de entre el 8%-21%? ¿Es realmente posible que un tipo perezoso pero astuto y disciplinado se cachondee de los ciclos seculares, los Fibonacci, la inflación, la Reserva Federal, la rabiosa actualidad, el “aprenda a invertir en bolsa” y un largo etcétera de extrañas teorías y alambicados mecanismos de inversión descifrables sólo por nigromantes y hechiceros vestidos de Armani? Sí, es realmente posible.

En 6 años invertir 17.184€ significa de media 2.864€ al año y 239€ al mes. Dependiendo de los ingresos de cada uno puede ser un esfuerzo grande o no tan grande. Desde luego no es disparatado. Es una tasa de ahorro del 24% para un mileurista pero de un 16% para unos ingresos netos de 1.500€ al mes. Nadie tiene por qué salir “herniado.” Basta con renunciar al mundo más superfluo de las apariencias, auténtica droga dura para la clase media española.

Observaciones finales respecto a la indexación tanto lineal como progresiva

Como recapitulación del bloque básico dedicado a la inversión indexada no debe usted olvidar lo siguiente:

PRIMERO.La indexación se basa en la tendencia a la eficiencia de los mercados, donde el cruce de millones de ofertas y demandas acaba generando precios que reflejan la mayor parte del tiempo el valor de los activos y las perspectivas sobre los mismos que tienen el conjunto de los inversores. Para que esto suceda el mercado debe ser amplio y grande, representativo y líquido, difícilmente manipulable, que refleje una economía grande y globalizada o una zona extensa. Cuando decimos “tendencia” queremos decir exactamente eso, esto es, aproximación a algo y no exactitud. Los mercados no son eficientes porque ni la información es perfecta, ni simétrica, ni objetiva sino que, todo lo contrario, ésta es imperfecta, asimétrica y subjetiva. No obstante, son más eficientes en unas ocasiones que en otras. Son más ineficientes en los períodos donde los excesos psicológicos de la masa inversora generan reacciones emotivas que se basan en la euforia y en el pánico. Durante el resto del tiempo tienden a la eficiencia y quien quiera aprovecharse del mercado debe proceder a buscar ineficiencias específicas y particulares.

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SEGUNDO.La inversión indexada precisa una diversificación mínima a dos o tres grandes mercados de referencia que reúnan las características anteriores. Al poner el ejemplo del Ibex35 nuestro propósito era señalar lo difícil que es perder incluso con un índice patatero de un país bananero (en relación a Europa) pero eso no significa que el inversor no deba proceder a repartir sus recursos entre dos o tres índices muy grandes, representativos y globales, como pueden ser el S&P 500 o el EUROSTOXX50. Si las probabilidades de obtener resultados positivos son enormes ya con una sola indexación la dilución del riesgo que se genera usando dos o tres hacen prácticamente imposible perder dinero. No olvide que el principio de conservación del capital es el pilar de todo tipo de inversión.

TERCERO.La indexación es un proceso continuado en el tiempo que se ajusta perfectamente y de forma flexible a cualquier nivel de ingresos. La inversión indexada está al alcance de todos los ciudadanos pues es la que presenta menores o ningunas barreras de entrada. Nadie está excluido y todos pueden ahorrar e invertir en renta variable a largo plazo por muy pequeñas que consideren las cantidades de las cuales disponen. Constituye, pues, un mecanismo de ahorro y capitalización ideal para la creación de patrimonio a medio y largo plazo adscrito a planes que tengan sentido para esos períodos de tiempo.

CUARTO.El promedio del coste monetario es la herramienta más adecuada para evitar comprometer una cantidad excesiva de dinero en un mal momento y parte del principio de invertir siempre, negándose a intentar predecir hacia donde van a moverse las cotizaciones futuras. Al inversor lo que le conviene cuando va a invertir a largo plazo no son períodos alcistas de mercado sino bajistas, donde las primeras cantidades que vaya aportando puedan adquirir más con menos. Este hecho antiintuitivo juega en contra de la mayor parte de los inversores cuya aversión a las pérdidas y la confusión entre éstas y volatilidad afectan negativamente a su proceso de toma de decisiones financieras.

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QUINTO.El promedio del coste monetario puede mejorarse sensiblemente, sobre todo de cara a plazos más breves, si éste se realiza de manera progresiva, esto es, invirtiendo más dinero de forma escalonada y durante el tiempo que sea necesario una vez y sólo una vez que se ha constatado la presencia de un período bajista, puesto que la táctica que se emplea es de tipo REACTIVO, esto es, el inversor actúa siempre pero sólo reacciona invirtiendo más cuando constata las circunstancias que justifican una mayor aportación. Al invertir de manera progresiva el inversor aprovecha con mayor intensidad los períodos bajistas de mercado con la consecuencia a más corto plazo de reforzar su inmunidad contra las pérdidas si su intención es desinvertir en un plazo más bien corto al mismo tiempo que eleva su rentabilidad futura y el capital ahorrado y acumulado si, por el contrario, su objetivo es desinvertir en el largo plazo.

SEXTO.La inversión indexada, tanto lineal como progresiva, no se fundamentan en la posesión de conocimientos técnicos extraordinarios respecto al funcionamiento de los mercados o la tenencia de información privilegiada o el continuo seguimiento de la actualidad bursátil sino que se basa en rasgos de temperamento y carácter consistentes en una separación casi ascética de la actualidad financiera y económica y en el desarrollo de hábitos de paciencia, constancia y disciplina que se mantienen contra viento y marea en todo tipo de entorno económico-bursátil. El inversor pasivo indexado ni es ni pretende ser más listo que los demás. Su objetivo no es ese. Su objetivo es ser el más disciplinado porque concentra sus esfuerzos en la consecución de la victoria final, en ganar la guerra, mientras que no le importa perder todas o casi todas las batallas. Su aliado principal no es un nivel de conocimientos bursátiles elevados sino el tiempo y la disciplina en sus aportaciones, tanto si son lineales como progresivas.

SÉPTIMO. El inversor debe tener claro desde el principio que la inversión, sea del tipo que sea, se basa en el ahorro y la planificación futura. Es responsabilidad suya determinar con prudencia cuánto puede y cuánto no puede dedicar a la inversión considerando estas cantidades como indisponibles hasta su futura desinversión para ser dedicadas al fin para el cual fueron adscritas en el pasado.

Cerrando el primer círculo

Somos grandes partidarios de la indexación porque somos feroces forofos de la libertad individual y del progreso de la sociedad. Ambas cosas van unidas irremediablemente a un mayor nivel de independencia financiera por parte de los ciudadanos. Por eso, la indexación se configura como un instrumento ideal para que todos ahorren y creen un patrimonio que esté a su servicio.

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No obstante no deja de ser cierto que el fenómeno de reversión a la media hace que lo que a tan largo plazo podamos esperar de esta herramienta implacable tenga unos límites que oscilen según el período entre un 8%-10% compuesto anual sin contar la tajada tributaria. De ahí que el inversor que quiera obtener más debe estar dispuesto a trabajar y esforzarse y aprender mucho, muchísimo más que el indolente pero eficiente inversor pasivo. Esto es algo en lo que insistimos constantemente a nuestros suscriptores de la Cartera Value, cuyo perfil es el del inversor activo y dinámico orientado al largo plazo, trabajador y estudioso que se esfuerza por aprender y mejorar en su afán por batir al mercado. Cosa que no es nada fácil.

En este post el lector ha podido comprobar a través de un ejemplo muy didáctico el inmenso poder de la disciplina, herramienta psicológica fundamental de todo inversor, en combinación con la sencilla que no fácil estrategia y tácticas de la indexación. Recuerde lo que dicen los afganos de nosotros: “vosotros tenéis los relojes, nosotros tenemos el tiempo.” Aprenda de ellos y de su cruel sabiduría.

El inversor indexado no necesita consultar su reloj, como el especulador o el trader. Ellos son, casi todos, esclavos del tiempo. El inversor indexado no mira la hora porque el tiempo ya le pertenece.

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Este artículo tiene 2 comentarios
He disfrutado y he aprendido mucho leyendo todos sus artículos sobre la GFA, en mi opinión han escrito ustedes un magnífico tratado, a la vez que sencillo, de alta inversión, particularmente me ha servido para centrarme en el tema de la inversión y dejar de seguir dando bandazos.

Tengo una duda, en el capítulo del “La democracia y la libertad financiera se defienden a tiros” en el que nos explican el uso del buscador de MorningStar nos recomiendan dos fondos de acumulación ( ING Direct FN Ibex 35 y Bankinter Futuro Ibex) que siguen el IBEX 35, pero el IBEX 35 no es un índice con dividendos, ¿cómo es posible que un fondo que acumule dividendos siga un índice sin dividendos, debe ser imposible comparar los resultados de ambos, además MorningStar sugiere que deberían seguir el índice MSCI Spain NR Eur.

Quiero poner en práctica lo explicado por ustedes, para ello dispongo de un fondo de renta fija y he pensado repartirlo entre dos o tres fondos de RV con acumulación, de cobertura global y que sigan un índice de acumulación (parece que todos los índices MSCI lo son) y mi duda es si debo hacer un traspaso de la totalidad del fondo de RF o repartir el traspaso a lo largo de varios años siguiendo la táctica progresiva si las condiciones lo requieren. Para tomar una decisión he calculado en todos los ejemplos del capítulo anterior el resultado de hacer toda la inversión al principio del período, tanto en los ejemplos con inversión lineal como progresiva, siempre con dividendos. El resultado a 20 años es sorprendentemente bueno a favor de la inversión total inicial; a los 15 años la rentabilidad de la inversión progresiva supera a la de la inversión total al inicio, pero esta supera a la inversión lineal; a los 10 años el resultado de la inversión total al inicio supera tanto a la inversión progresiva y lineal; a los 5 años, tanto la inversión lineal como progresiva, superan a la inversión total al inicio. Pero el problema grave está en el ejemplo del quinquenio aciago de este capítulo (2008 – 2013), aquí la inversión al inicio es ruinosa (se pierde capital) incluso con el año de recuperación 2013, he ampliado el ejemplo al año 2014 y la rentabilidad total de la inversión al inicio se queda en el 0,74% en siete años frente al 34,7% de la inversión progresiva y el 27,9% de la lineal, por lo que, ante la posibilidad de que se repita otro quinquenio aciago, he decidido pasar el importe del fondo de RF a los de RV en varios años con inversión progresiva si fuera necesario; se dice que la prudencia y el caldo de gallina no han hecho nunca daño a nadie.
20/05/2015 21:47
antiguo usuario
Hola y muchas gracias. La referencia de esos fondos es el IBEX35, pero los dividendos se reinvierten, por lo menos en el de ING. Nosotros nunca hacemos recomendaciones. Tan sólo expresamos nuestra opinión. Por ejemplo, de los de ING que están bien salvo por la comisión de gestión, elevada para un producto indexado pero aún así menor que la de otro de gestión activa. También sosteníamos que era cómodo para aquellos que, por ejemplo, tuvieran nómina en el banco.

El MSCI es un buen referente. Pero en general, el tema de si este o aquel índice es mejor no es demasiado relevante. La rentabilidad media compuesta antes de impuestos que se puede esperar de la indexación es un 8%-10% anual. No va a haber mucha diferencia entre que se use el S&P500 o el MSCI USA, por ejemplo, mientras el índice elegido sea representativo y amplio y tienda a la eficiencia.

La indexación es difícilmente batible cuando se practica de manera promediada en el tiempo y su naturaleza se acomoda bien a este procedimiento, tanto lineal como progresivo. Los quinquenios aciagos o los cisnes negros quedan muy amortiguados de esta manera. Como mecanismo periódico de inversión y ahorro es excelente, aunque de rentabilidad limitada.

Un saludo y muchas gracias por tu comentario!
20/05/2015 22:28
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