El inicio del origen del cambio.

11 de abril, 2016 0
Treinta años de experiencia en los mercados y unos cincuenta como futbolista tipo Sarabia, Bernd Schuster o Xavi Hernández. Después de colgar... [+ info]
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     Hace un par de semanas leí un titular cuyo comienzo incluía ya un juicio de valor: "El inexplicable comportamiento del Euro...". Casualidad, la noche anterior había estado reflexionando sobre la sesión del día, la del 10 de Marzo que utilicé en el artículo de la semana pasada, y ya tenía decidido escribir uno sobre lo que había visto en la misma. Finalmente terminé archivando el gráfico diario del Euro y el Dax que encabeza este artículo. 

    Cuando algo nos parece inexplicable es porque no concuerda con nada de lo que tenemos en la cabeza. Pero no solo eso, sino que además de no concordar, no podemos utilizarlo como instrumento de relación con ninguna de nuestras referencias previas a la hora de pensar, de elaborar o de estructurar ideas, teorías, pensamientos o estrategias. 

     Como muestra el gráfico, el Euro y el Dax no hicieron en esa sesión sino exactamente lo mismo que llevan haciendo desde meses atrás: cuando uno sube el otro baja, y viceversa. Podemos deducir, por tanto, que, por un lado, sean cual sean las acusaciones formuladas en su contra, el euro es inocente; y por otro, y mucho más importante: que lo que durante toda la vida lleva pareciéndonos por completo inexplicable, y por tanto no puede ayudarnos a alcanzar nuestros deseos, puede en cualquier momento llegar a ser entendido por nosotros. 

     A partir de ahí,  puede incluso que lo incorporemos más adelante a nuestro personal sistema de observación, a nuestro radar particular. Con ello, habremos conseguido añadir a nuestro cajón previo una referencia más, un nuevo instrumento a conjugar. Pero no una referencia más como la que un coleccionista de elefantitos añade a la vitrina del salón tras regresar de su último viaje, sino una referencia más que mejora en esta ocasión todas las anteriores y, sobre todo, que nos va a permitir mejorar desde ese momento la calidad de nuestro sistema de elaboración de todas y cada una de las ideas que vamos a generar en adelante. 

     Pero... siempre hay un pero. El problema es que esto tan sencillo y tan de cajón necesita de una fuente de energía que lo ponga en marcha. Y hay otro pero: se trata de una fuente de energía que nadie puede proporcionarnos, que está únicamente en nosotros y que solo nosotros podemos generar. Se llama cambio. Se llama asumir el cambio. Se llama dar naturaleza de realidad al cambio. Se llama adorar el cambio

     Es probable que solo así le nazca a uno más adelante el interés por la naturaleza cambiante de los mercados. Y que luego, y solo a partir de ahí, se pueda uno ir aprendiendo a poner el foco en el inicio del origen de los cambios. Y luego, finalmente, empezar a pensar, a elaborar y a estructurar estrategias que partan desde el mismo instante en que se produce el inicio del origen del cambio. 

     ¡¡¡ No se me limiten, carajo !!!


( Les dejo con otro gráfico. Mirando anoche otras cosas, mi ojo -- el otro le tengo vago -- reconoció de nuevo la referencia al instante.)

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