Dr. Jeckyll y Mr. Hyde

24 de abril, 2015 0
Treinta años de experiencia en los mercados y unos cincuenta como futbolista tipo Sarabia, Bernd Schuster o Xavi Hernández. Después de colgar... [+ info]
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     Todos hemos visto películas de la mafia. Algunas como la saga de "El Padrino", "El Honor de los Prizzi" o "Uno de los nuestros" forman ya parte de nuestro universo común. Lo mismo pasa con otras como "El Resplandor", "Psicosis" o "El Silencio de los Corderos". Las primeras nos ofrecen en toda su amplitud, en gran angular, una visión global sobre familias, grupos o comunidades de delincuentes, matones y asesinos que luchan por conseguir o mantener el poder a cualquier precio. Mientras que las segundas no dejan de ser descripciones pormenorizadas, en detalle y minuciosas del proceso de individualización de una naturaleza patológica, criminal, asesina. 

     A veces, y no solo en los Mercados Financieros (MM.FF.), lo realmente complicado es distinguir entre lo bueno y lo malo. Tanto ruido nos ciega. Sobre todo cuando los valores y las personas camaleónicas que los encarnan y/o los utilizan han llegado a formar parte de nuestro paisaje durante décadas y décadas. Anteayer soy íntimo del presidente, ayer compro medios de comunicación, ahora cambio leyes, luego nombro jueces, después tumbo jueces, ahora acompaño a jueces, a la vez me codeo con Nóbeles y también grandes empresarios no solo internacionales; invierto con Papas,o los compro, o me barnizo con ellos, me fotografío con Banqueros; me presento a no sé qué, o presento a fulano aquí, a este partido allá y a mengano acullá... Así que como decíamos, cuando tras unas circunstancias históricas equis una confusión de valores se apodera del control de un país durante años, la tarea de distinguir entre lo bueno y lo malo deviene en prácticamente imposible para la masa. Y si son décadas, prácticamente no se libra ni el apuntador. Como dijo aquél (y al igual que pasa con las grandes tendencias en los MM.FF.) "de las locuras colectivas solo se sale individualmente".

     Quiero invitarles a releer sin falta mis artículos "Saber dónde te metes" y "Cebrián, Felipe y Berlusconi, ¡¡ más madera !!" . Y a no olvidar, a poder ser, lo que estoy seguro van a sentir leyéndolos a la luz de lo que estamos viviendo durante estos últimos días. En este corto período de tiempo y por arte de birlibirloque Tomás Gómez, José Antonio Griñán, y Manuel Chaves han dejado de ser lo que siempre fueron para pasar a ser lo que son. Como Jenaro, como Madoff, como Bárcenas, como Pujol..., es probable que hayan pasado toda su vida temiendo que "hoy mismo llegue mi momento". Sin valores, no puedes elegir; sin valores, no puedes decidir; sin valores, a nadie importas, tengas la edad que tengas, cuando llega el momento que te has ido labrando día a día durante esa vida. Igual que le pasó semanas atrás a Tomás Gómez, anteayer le sucedió a Griñán, hoy le ha tocado a Chaves. La aséptica Anabel Díez, inteligente como pocas, en la crónica que acompaña la esquela, perdón, el titular de hoy de El País, simplemente traslada a la masa, a la gente, al universo del Psoe, al clan, a la familia..., una decisión, pero dándole una forma como de noticia, como de hecho, como de dato. Sin embargo, y ya después de siete párrafos, siete, uno detrás de otro como días sin pan, la de Prisa termina bajando los brazos, y desde esa exhausta rendición firma con su pluma una frase que tiene para mí todo el sabor del cine de verdad: "Chaves aún no se muestra explícito públicamente". 

     

     Un saludo.

     

     

     

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